Conocé su importancia para tu carrera y cómo desarrollarlas
Entrar en el mercado de trabajo o incluso migrar de una empresa a otra casi nunca es tarea fácil. Quien no posee, como mínimo, formación técnica o universitaria puede arruinar su comienzo y terminar en desventaja a la hora de pasar por un proceso de estos. Sin embargo, estas no son las únicas condiciones requeridas. Las empresas también quieren empleados y directivos que tengan habilidades comportamentales como flexibilidad, creatividad y ética, entre otras, para afrontar emocionalmente las adversidades del día a día en el trabajo. Las llamadas soft skills o habilidades blandas pueden ayudar a cualquiera que quiera tener éxito en los procesos de selección o avanzar en su carrera.
Para Luciane Vecchio, psicóloga, consultora de recursos humanos (RRHH) y especialista en formación, es necesario, sin embargo, diferenciar entre las habilidades duras y las soft skills: “las primeras se refieren a conocimientos prácticos, probados, estudiados y técnicamente desarrollados. Mientras que las habilidades sociales y emocionales, las soft skills, son aquellas que tienen que ver con la personalidad, con su desarrollo en la interacción con otros compañeros a lo largo de la vida, siendo más difíciles de medir, sin embargo, visibles en las relaciones e interacciones sociales”, explica.
Luciane Vecchio afirma que, aunque el conocimiento de las actividades prácticas es importante, no es suficiente para afrontar los desafíos diarios del trabajo. “La combinación de habilidades técnicas y comportamentales es lo que garantiza el éxito del profesional y los resultados de la empresa. Quienes combinen habilidades tecnológicas con habilidades emocionales seguramente encontrarán más fácil lidiar con el liderazgo y el trabajo en equipo, construyendo alianzas sanas, con feedbacks positivos, y manteniéndose al día con lo que se crea en el mundo digital”, analiza.
Ella recuerda que el término soft skills apareció en 1972 en manuales de las Fuerzas Armadas norteamericanas. “En 1990, con los escritos de Daniel Goleman, se empezó a valorar el término ‘inteligencia emocional’. Es muy importante, pero no menos imprescindible, la escucha activa, la adaptabilidad, la gestión del tiempo, el razonamiento productivo (aquel que permite la planificación y ejecución organizada de las tareas), la productividad, el liderazgo y el autoliderazgo, la creatividad, la empatía, la proactividad y la autorresponsabilidad, por nombrar sólo algunos”.
Para la técnica, las relaciones interpersonales están en la cima de la lista. “Al fin y al cabo, es responsable de generar climas saludables y no tóxicos, que permitan que las personas se sientan libres de dar ideas e interactuar crea espacio para el crecimiento de todos y el desarrollo de habilidades más emocionales. Las habilidades emocionales y sociales son necesarias para la realización de un proyecto, desde una tarea sencilla hasta una más compleja, ya que le permiten al profesional ser más colaborativo, auténtico y diferenciarse de los demás”, afirma.
Para desarrollar dichas habilidades, la especialista aconseja investigar cursos específicos enfocados a esta área. “Los cursos de liderazgo proporcionarán el desarrollo de habilidades esenciales para gestionar equipos con el fin de llevarlos a su máximo potencial, entre otras habilidades que se enseñan y practican. El networking entre estudiantes también ayuda mucho a mejorar las habilidades. Sin embargo, para aquellos que en estos momentos no tienen recursos, sólo hay que saber aprovechar las relaciones, haciendo todo lo posible por escucharte a ti mismo, respetar las diferencias y a la capacidad de aprendizaje”, observa.
Al participar en procesos de selección o incluso en tu día a día es necesario resaltar las habilidades que tienes: “resalta en tu discurso qué habilidades utilizaste para resolver un problema, salir de una situación, entregar un proyecto difícil, conquistar a un cliente, tratar con un colega o líder, cómo colaboraron y cómo resolvieron las situaciones que surgieron. Los ejemplos prácticos son los más eficaces cuando se habla de uno mismo. Esto se aplica tanto en el proceso de selección como en el día a día de la empresa. Esta no es la única manera, pero sí la más genuina de presentar las soft skills y que se puedan demostrar en función de los resultados de cada proyecto”.
Para aquellos que quieran aplicar las soft skills en su carrera, Luciane da un consejo directo: “¡escuche y dialogue! Escuche con humildad, no sólo para responder o contestar, sino para aprender sobre la vida, sobre usted mismo y cómo afrontar los desafíos. Saber ser auténtico, respetar las diferencias, saber decir no, permitirse ser vulnerable y practicar el autoconocimiento constante”, concluye.