Los tenemos siempre a mano, si no suenan o vibran los miramos pensando que perdimos la señal o que nos estamos perdiendo algún mensaje importante. Si queremos escuchar radio, música, ver un video, mandar un mensaje, subir una historia, compartir algo en redes sociales, contamos con nuestro smartphone. Y qué sería un teléfono inteligente sin las aplicaciones, WhatsApp, Instagram, Facebook y tantas otras que hacen nuestra vida más fácil (en general). Sin embargo, cada vez que alguien descarga una nueva aplicación se expone a que toda su información personal sea robada o al menos que deje de ser privada.
Muchas veces descargamos aplicaciones en nuestros dispositivos sin darnos cuenta el peligro que corremos. Lo hacemos rápidamente sin mirar los términos y condiciones de uso, casi sin leer y sin notar que los fabricantes de las apps pueden tomarse atribuciones que no les corresponden sin que siquiera lo notemos.
Privacidad ON
Si quiere puede configurar la aplicación por separado. Debe hacerlo yendo a la sección de “Privacidad” de su teléfono. Allí cambia el permiso de la ubicación, el acceso a sus fotos, mensajes y a todo lo que quiera mantener en privado.
¿Aceptar?
Aunque la pregunta exista, la mayoría no se toma el tiempo para conocer cuáles son los términos y condiciones que la aplicación impone.
• ¿Qué puede pasar si aceptamos los términos y condiciones?
-Una de las cosas más importantes es que la empresa tiene la posibilidad de cancelar los servicios brindados repentinamente, ya que dentro de sus cláusulas establecen el derecho a suspender o a cancelar los servicios en cualquier momento.
• Al aceptar los términos de las apps, le permitimos a la empresa acceder a nuestras fotos.
• Al consentir se le puede dar acceso al contenido de los diferentes servicios de mensajería.
• Las empresas pueden vender datos a terceros, como sucede con Facebook, que según Softonic accede a la “lista de amigos e información pública” y luego la comparte con otros sistemas como TripAdvisor o Yelp.
Consejos para controlar la dependencia al celular
Cuando los dispositivos, sobre todo el teléfono celular, deja de ser un elemento útil para convertirse en una obsesión, es momento de tomar medidas:
1) Buscar una ocupación que lo ayude a alejarse al menos unos minutos del celular. Progresivamente, irá notando que la dependencia se hace menor. Es importante replantearse las prioridades para dejar de lado el uso desmedido.
2) Replantéese cuánto tiempo pasa con su celular. Piense que cuando más tiempo pasa con su teléfono, menos estará viviendo la “vida real”. Medite sobre el uso que le está dando al dispositivo.
3) Aléjese físicamente del aparato. Cuando más lejos esté de su alcance, más difícil será obsesionarse con su uso.
4) No usar la alarma del teléfono. Aunque sea útil usarlo como reloj despertador, es mejor que utilice una alarma convencional y evitará llevarlo a la cama.
5) Borrar redes sociales o desactivar notificaciones. Otra decisión que le resultará útil es desinstalar de a poco las redes sociales que le generan mucha dependencia, como es el caso del Facebook, Twitter o Instagram. Para empezar puede desactivar las notificaciones, para que no suenen a cada momento.
6) Si va al cine o a cenar, evite llevar el celular o guárdelo en su bolso o mochila. La mayoría del tiempo, cuando uno va a comer a algún lugar o se encuentra con amigos; se puede detectar que las personas pasan su tiempo inmersas en la pantalla en lugar de ver lo que pasa a su alrededor.