“Pedí por mi madre y se sanó de Mal de Chagas”
Ramón Santillán conoce el poder del sacrificio porque al depositar su fe en el Altar logró la sanidad de su madre a quien los médicos le habían diagnosticado Mal de Chagas, una enfermedad común en Argentina pero que no tiene cura para la ciencia. “Los estudios mostraban que su corazón estaba agrandado”, cuenta Ramón.
Para solucionar su problema, él recurrió al Altar, sacrificó y envió su pedido al Templo de Salomón, en el cual pedía por la salud de su madre. Dios respondió, e hizo el milagro, ella hoy tiene el corazón normal. Pero eso no fue todo, él también adquirió una camioneta nueva sin condiciones. El poder de Dios se manifestó de manera extraordinaria en su vida y en la de su madre.
Pablo Acosta tenía deudas y había perdido sus bienes, pero cuando sacrificó en el Altar conquistó una vida que ni siquiera había soñado tener.
“Habíamos perdido la casa y el auto, nos quedamos en la calle. Pasamos hambre, mucha miseria, era desesperante. Mi hijo estaba enfermo y yo pensaba en el suicidio porque no podíamos salir adelante.
Cuando llegué a la iglesia entendí qué era el sacrificio y lo hice. Así, mi hijo fue sanado de asma crónica y el matrimonio fue transformado. Compramos la casa y armamos una cartera de clientes muy importante.
Envié mi pedido al Templo de Salomón y hoy tenemos una empresa constructora con más de treinta empleados, conquistamos los autos de la empresa y pude cancelar la deuda. Estamos firmando contratos para obras civiles grandes y vamos por mucho más”.
“Tenía una deuda de 140 000 pesos”
Catalina Giménez se encontró ante una situación difícil, su esposo enfermó y como no podía trabajar ella comenzó a trabajar en casas de familia para hacerle frente a la situación. El tiempo pasaba y el dinero no alcanzaba para cubrir todos los gastos y una deuda creció hasta la suma de $140 000. Por este problema perdieron todo, incluida su casa.
Ella reaccionó y recurrió al Altar, envió su pedido al Templo de Salomón y lograron salir adelante, pagaron las deudas, su esposo sanó y de no tener donde vivir pasaron a construir propiedades para luego alquilarlas. La última conquista fue el segundo departamento, una moto 0 km y un auto 0 km. “Antes era imposible pensar en alcanzar la vida que llevamos hoy, pero Dios nos respondió de una manera sorprendente”, afirma sonriendo.
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