Probablemente usted tiene 5 minutos y varios otros. Ya tuvo 5 minutos antes y espera que vengan los próximos también. Pero, ¿quién le garantiza que llegarán? ¿Su jovialidad, su talento, su diagnóstico ejemplar de esa última visita al médico? Si las historias que un día oyó sobre el regreso de Jesús – aquella conversación que a usted siempre le pareció aburrida, de mal gusto y demasiado utópica para tomarla en serio – y el mundo realmente se terminara en los próximos 5 minutos, ¿qué haría usted?
Lea este versículo:
“Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas…” 2 Pedro 1:16
Muchos se llenarán de argumentos – que favorecen su postura, por supuesto – diciendo, por ejemplo, que “todos los caminos conducen a Dios”, que “no le hacen daño a nadie”. Pero, ¿alguna vez se preguntó si todo esto es verdad?
Primero, si todos los caminos conducen a Dios, ¿por qué usted no llegó a Él hasta ahora? ¿Por qué ser una persona buena y caritativa le haría merecedora de una Vida Eterna con Dios? ¿Esto anularía el hecho de que ignore la vida equivocada que prefiere seguir, sujeta a satisfacerse a sí mismo? La respuesta es no.
Es necesario tener una relación seria con Dios
Conversamos con Larissa Alves, una joven de 16 años que, a pesar de frecuentar la Iglesia, esquivaba el hecho de asumir una relación seria con Dios. “Yo nací en la Iglesia, pero, a pesar de esto, desde los 8 hasta los 11 años estaba triste y vacía; mi mundo era blanco y negro. Hasta tenía deseos de suicidio. Vivía pidiéndole perdón a Dios, tenía esa consciencia porque oía hablar sobre Salvación, pero por dentro pensaba que no necesitaba preocuparme. No era una cosa sincera, era automática”, cuenta ella.
“Siempre oí hablar sobre el Espíritu Santo. Pero, ¿qué era? Yo quería conocerlo. Hablaban tan bien de Él, que era la mejor cosa del mundo. Participé de una reunión para recibir el Espíritu Santo en la Universal como nunca había participado antes. Fui sincera con Dios por primera vez en muchos años; a partir de entonces obtuve fuerzas para comenzar una vida de verdad. Recuerdo que antes, cuando oraba, venían a mi mente malos recuerdos, pero, desde entonces, nada me impidió buscarlo. No pasó mucho tiempo y llegó el ‘Ayuno de Daniel‘ y aproveché para buscar a Dios con todas mis fuerzas. Tuve la certeza de que fui bautizada con el Espíritu Santo, y la confirmación vino con mis actitudes, con lo que comencé a hacer.”
El “Ayuno de Daniel” es una oportunidad para que usted también reciba el Espíritu Santo y cambie su vida. Larissa aprovechó la oportunidad que tuvo. Ahora es usted el que decide si va a abrazarla también o si la dejará para una próxima oportunidad, que quizás usted no la tenga.
Tal vez usted se olvide de lo que leyó hasta aquí en los próximos 5 minutos, pero espero que no se olvide de que sin Él usted no está garantizado.
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