Gabriel llevaba una vida normal hasta que de un día para el otro, todo se comenzó a complicar: “Las cosas empezaron a salir mal en lo económico y en lo sentimental y no sabía por qué.
Primero perdí el trabajo, después comencé a tener problemas espirituales. Sufría de los nervios, no podía dormir de noche y le tenía fobia a la oscuridad”, recuerda él.
Gabriel sufría malestares físicos, entonces fue a consultar a un médico, pero no pudieron ayudarlo:
“Me sentía muy mal, me descomponía y fui al médico. Pero nadie me decía lo que tenía y aún tenía dolores en mi cuerpo. Me desesperé y fui a lugares en los que no me ayudaron.
Las cosas empeoraron, con todo lo que me pasaba, se me cruzó la idea de suicidarme.
Una de esas noches en la que no podía dormir, escuché la programación de la Universal por la radio y justo lo que decía el pastor me estaba pasando a mí.
Entonces me acerqué a la iglesia, no fue fácil ya que me quedaba bastante lejos en ese entonces.
El primer día que llegué me sentí bien, la liberación llevó un tiempo, pero hoy tengo paz en mi vida y económicamente estoy bien. De noche duermo tranquilamente, gracias a Dios, mi vida cambió”, finaliza Gabriel.
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