Buscaré hacer un enfoque claro y profundo para ayudar a los Obreros, Seminaristas, Misioneros y Auxiliares de Pastor a que se defiendan de las tentaciones que comúnmente derrumban a los despistados.
Todos supuestamente ya lo saben, pero no todos le prestan atención a la necesidad de fortalecer la vida espiritual por medio de:
1.º La oración y la meditación diaria
– No es algo negociable, es el alimento para el espíritu y el alma. Postergar este momento debilita la conexión con Dios.
– Abstenerse de las redes sociales y leer los libros del Obispo Macedo, los cuales ayudan a discernir, resistir y vencer tanto las tentaciones internas como externas.
2.º El cuidado del cuerpo como templo del Espíritu
– Alimentación saludable: Evitar los excesos, las comidas rápidas e industrializadas; también los hábitos nocivos. Comer bien, tener una dieta saludable y estar en el peso ideal forman parte de nuestro testimonio delante del Pueblo en general.
– Ejercicio físico regular (de 2 a 5 veces por semana): Mejora la salud, la movilidad, el ánimo y la disciplina personal.
3.º La Responsabilidad Ministerial
– Evitar excusas: La sinceridad y la humildad ante los superiores reflejan, ante todo, temor a Dios, madurez espiritual y autodisciplina.
– Cumplir las tareas. Que sea diligente, que honre a Dios y que les dé un buen ejemplo a los demás es lo que se espera de un siervo de Dios.
4.º La pureza visual y emocional
– Evitar contenido inmoral: Las películas, las series, los videojuegos y los videos promiscuos llenan la mente y contaminan el corazón.
“Todo me es lícito, pero no todo conviene…”. 1 Corintios 10:23 (RVR1960)
– Cuidar las amistades: Relacionarse con personas del mismo círculo de la fe fortalece la comunión y evita influencias negativas, sean por parte de familiares, amigos de Obra o incluso de Miembros de la Iglesia.
5.º La actitud hacia la autoridad
– Mirar con buenos ojos a los responsables: Ellos no están para reprobar, sino para orientar y formar. La corrección es la prueba del verdadero amor.
– Aceptar la disciplina: No como un castigo, sino como una oportunidad de crecimiento y restauración.
6.º La emocionalidad equilibrada
– No dar lástima: El ministerio no es para recibir consuelo, sino para brindarlo. Dios es el Verdadero Sustento, el Consolador.
– Evitar victimizarse: Las luchas ministeriales forman parte del Llamado. No se trata de ser comprendido o irreprensible, sino de ser fiel.
7.º El compromiso con el lugar asignado
– No desear salir antes de tiempo del barrio, de la Iglesia o del Núcleo en el que se está trabajando. En cada Casa de Oración y en cada Evangelización hay almas que esperan ser alcanzadas. El cambio viene por dirección, no por incomodidad.
– Ver el propósito donde se está: El lugar en el que Dios coloca a un siervo es su campo de batalla y la tierra que debe conquistar para Su Gloria.
8.º El manejo sabio de los recursos
– No gastar en cosas innecesarias: La ayuda es para sustentarse, no para darse gustos. Los relojes, los celulares y la ropa deben ser funcionales, no vanidosos.
– Practicar la hospitalidad: Ser fiel en lo poco prepara para administrar lo mucho de la Obra de Dios.
Claves para mantenerse firme:
– Rendirle cuentas regularmente a un líder espiritual.
– Participar de las oraciones y Búsquedas de la Reunión de Domingo y Miércoles en la Sede Nacional para mantener el enfoque.
– Hacer autoevaluaciones semanales sobre hábitos, emociones y metas Ministeriales.
– Buscar mentoría en los libros: ¡Heme Aquí!, El oro y el Altar, El discípulo del Espíritu Santo, entre otros, para crecer en sabiduría y carácter.
Espero que estas alertas los hayan ayudado de tal manera que otros sean ayudados a través de ustedes.
Nos vemos en breve, en la IURD o en las Nubes.
Obispo Julio Freitas