Todos los días, lidiamos con todos los tipos de personas, en la oficina, en el salón del clases, en la iglesia, en la calle. Cada compañero de trabajo, amigo de la facultad, vecino o familiar que encontramos y nos relacionamos añade algo en nuestra vivencia, que nos acerca o nos aleja de esa persona.
Son los valores que cargamos que dictan el tipo de comportamiento de alguien y el nivel de afinidad que tendremos con tal persona. No siempre el otro carga consigo los mimos valores que aprendemos a tener y conquistamos. Por eso mismo necesitamos aprender a lidiar con los varios tipos de personalidades que encontramos en el medio del camino y no abatirnos en el caso de que alguien nos intente ultrajar.
¿Usted sabría lidiar con alguien arrogante sin dejarse contaminar por sus actitudes y querer devolvérselo con la misma moneda? El arrogante es orgulloso, aunque solo por apariencia, porque siente la necesidad de mostrarse al mundo y tener siempre razón, midiendo a los demás con una mirada de arriba hacia abajo y con el pecho inflado.
¿Por qué usted desafiaría a esa persona? En realidad, debemos blindarnos contra este tipo de personalidad que tiende a tratar mal y humillar a quien esté cerca. Esta actitud no permite que la máscara de él se caiga y muestre lo que realmente hay por detrás de ella: alguien muy frágil, inseguro, de baja autoestima y que no cree en sus propios objetivos y proyectos para el futuro.
¿Qué podemos hacer para que las personas así, que, inevitablemente, se aproximan a nosotros, no interfieran en nuestras vidas? Según la educadora y consultora, especialista en mediación de conflictos, Suely Buriasco, algunos consejos pueden ayudarnos a lidiar con este tipo de personalidad:
1 – No se deje intimidar
El arrogante siente placer en humillar. Por eso, no acepte ningún tipo de intimidación y provocación. Por lo tanto, es primordial no dejarse llevar por su propio ego y mantener la convicción de que la supuesta superioridad expresada es la más pura inseguridad. Recuerde nunca bajar la cabeza o, de cualquier forma, mostrarse humillado. Pero jamás altere su tono de voz, no sea áspero con una persona arrogante.
2 – Crea en sus valores y creencias
Es importante desarrollar una autoestima que corresponda a lo que usted es, y proceder en conformidad a sus propios valores y creencias. Una persona con un buen autoestima, conocedora de sí misma y con la disposición para mejorar siempre, difícilmente tendrá su vida perjudicada por la acción de arrogancia.
3 – Actúe con naturalidad
Hacerle frente es dar espacio para que el arrogante actúe de forma aún más intensa. No vale la pena. La mejor forma de lidiar con una persona así es dejarle en claro que no influencia su manera de ser, de actuar o pensar. Lo ideal es mantenerse indiferente, o sea, actuar con naturalidad y coherencia.
Es muy difícil caminar con quien piensa que solamente sus ideales son buenos y se cree superior a los demás. Solo usa una máscara quien es débil. “Cuando tomamos consciencia de que la arrogancia es una máscara que esconde a alguien muy infeliz, sin autoconfianza y con una miserable autoestima, tenemos compasión y no nos influenciamos más por su falsa apariencia”, afirma la especialista. “En el caso de que estas actitudes le toquen mucho al arrogante que pase a repensar sus acciones, entonces habremos colaborado efectivamente en su transformación”, completa.
Quien tiene una vida con Dios es fortalecido por la fe y no permite enredarse en los caminos que camuflen su verdadera personalidad. Al contrario, enfrenta cualquier actitud o sentimiento que esté impidiéndolo transformar de verdad su vida para mejor, con cualidades dignas de un hombre o una mujer de Dios.
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