Más allá de si usted cree en Dios o no, existe un poder en su interior que es el poder de la palabra
El primer paso es no confesar la derrota. Más allá de si usted cree en Dios o no, existe un poder en su interior que es el poder de la palabra, que sirve tanto para cosas buenas como para cosas malas. Usted debe, incluso ante las cosas negativas, confesar su victoria, debe creer que es un vencedor, como dice la Biblia: “diga el débil: Fuerte soy”, (Joel 3:10). Sepa que lo que dice hoy será una realidad mañana. En vez de decir “no puedo”, diga “todo va a salir bien”.
Vea: “Si dijeres en tu corazón: Estas naciones son mucho más numerosas que yo; ¿cómo las podré exterminar?”, (Deuteronomio 7:17). Antes de luchar, ya determinó su derrota. El segundo paso es no tener temor. Porque cuando hay miedo aparece la duda, y así se neutraliza la fe. ¿Sabía que hay personas que han logrado prosperar sin tener relación alguna con Dios? ¿Cómo? Ellas no tienen miedo. Sus palabras son siempre positivas. Recuerde: “… no tengas temor de ellas; acuérdate bien de lo que hizo el Señor tu Dios con Faraón y con todo Egipto”, (v. 18). El tercer y último paso es mirar siempre hacia arriba, porque cuando tenemos la mirada puesta en el poder de Dios sabemos que todo es posible. Si mira a los costados verá a alguien que hace su misma actividad, pero no tiene éxito, entonces pensará que a usted tampoco le irá bien. Sepa esto: “… de las grandes pruebas que vieron tus ojos, y de las señales y milagros, y de la mano poderosa y el brazo extendido con que el Señor tu Dios te sacó; así hará el Señor tu Dios con todos los pueblos de cuya presencia tú temieres.”, (v. 19).
Si usted no es fiel con Dios, ni logra dar estos pasos, de nada servirá participar de las reuniones de prosperidad.
Súmese a la Nación de los Vencedores, este lunes a las 20 en Av. Corrientes 4070, Almagro.