Dios es capaz de transformar la vida de quien lo busca, pero para ello, la persona debe ejercitar en su camino estos tres poderes:
1- El poder de la Palabra
No hay nada más fuerte en este mundo que la Biblia. Es poderosa, majestuosa, transforma vidas y te sostiene para enfrentar las batallas que pensabas que eran imposibles de ganar.
Puedes ignorar las palabras negativas, enfrentar los ataques del diablo, las dudas, los miedos. Nada te derriba cuando estás apoyado en ella, y, aunque lleguen momentos difíciles, sigues creyendo que se cumplirá. Por otro lado, sin la Palabra es imposible vencerlos. El problema es que muchas personas son perezosas, no tienen ánimo para leer y meditar en ella.
2- El poder de la oración
Siendo una persona de oración, Dios está contigo y cambias el curso de cualquier situación, vences lo imposible. La oración es un arma verdadera.
«Jabes invocó al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si en verdad me bendijeras, ensancharas mi territorio, y tu mano estuviera conmigo y me guardaras del mal para que no me causara dolor! Y Dios le concedió lo que pidió». 1 Crónicas 4:10
3- El poder de la reacción
Pablo y Silas estaban encarcelados por predicar el Evangelio. En lugar de quejarse, lamentarse, desanimarse, tuvieron una reacción de fe (lea Hechos 16:25 y 26). Así, su reacción agradó a Dios, quien abrió las cárceles.
Es necesario tener fe para reaccionar bien en momentos difíciles, sacar fuerzas de la debilidad y agradar a Dios. Cuando eres una persona de fe, de oración y que cree en la Palabra, ninguna noticia te derriba, eres firme al punto de estar seguro de que incluso las cosas malas cooperarán para tu bien. Es este tipo de firmeza la que agrada a Dios.