¿Usted aceptaría que la persona que más ama, a la cual se entregó por completo, alimentara en su corazón un deseo del 0,1% de estar con otra persona además de usted? ¿Estaría satisfecho con el 99,9% de esa persona, por más que la amara?
Por supuesto que quien se entrega al 100% a alguien también desea y exige los 100% de esa persona. De lo contrario, cualquier porcentaje no entregado, aunque sea mínimo, sería una afrenta, una falta de consideración, ¡una gran injusticia!
Tal vez sea precisamente eso lo que usted hace con respecto a Dios. Se entrega el 99,9% y retiene el 0,1%, justamente con relación a Aquel que más se entregó por usted y le amó.
Haga un autoanálisis al escuchar el audio de arriba (7 minutos).
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