No siempre tenemos la sensibilidad para entender y satisfacer la necesidad del otro. Sin embargo, Alex Ruiz, un camarero de 22 años, fue lo suficientemente sensible al servirle la cena a un señor en el restaurante en el que trabaja, en Douglasville, en Georgia, Estados Unidos. Cuando le trajo la comida a la mesa, Alex se dio cuenta que el cliente no tenía manos y rápidamente se ofreció para ayudarlo.
Sin importarle el movimiento del restaurante, el camarero estuvo aproximadamente 30 minutos sirviéndole la comida en la boca al cliente.
“Él se quedó sentado hasta que el cliente terminó de comer. Esperó pacientemente”, contó Crystal Figueroa, otro camarero del local, a CBS News.
La escena también llamó la atención de Reginald Widener, que cenaba en el restaurante. Él registró la buena acción y, al contar el caso en internet, la foto se viralizó. “Todavía hay personas buenas en el mundo”, comentó en su página de Facebook.
“Él tuvo una sonrisa en el rostro todo el tiempo”, dijo Reginald. “Él no se quejó en ningún momento y mostró que realmente le importaba.”
Cuando le preguntaron por qué fue gentil con el cliente, Alex respondió que hizo lo que debía hacer. “No lo hice para llamar la atención. En el fondo de mi corazón, realmente quería ayudarlo”, dijo Alex a la CNN.
No deje que la oportunidad pase
El joven camarero no quería hacerse notar, con la esperanza de que alguien lo viera. No era su intención. Él hizo lo que le pereció correcto. Para él, puede parecer algo simple, pero para el cliente, posiblemente, fue una gran demostración de cariño y afecto. Surgió la oportunidad de ayudar a alguien y él no dudó en dar lo mejor de sí.
¿Cuántas veces dejamos que este tipo de oportunidades pasen? Ignoramos la oportunidad de hacer que alguien se sienta mejor. Somos insensibles a la necesidad ajena, incluso con los más cercanos. ¿Cómo actuamos con nuestros padres, cónyuges, seres queridos, compañeros de trabajo, vecinos, etc.?
El segundo Mandamiento dado por Dios es amar al prójimo como a nosotros mismos (lea en la Biblia, Marcos 12:31). Si analizamos bien, ¿estamos haciendo todo por las personas que están a nuestro alrededor como si fuera para nosotros mismos? Tal vez la respuesta sea negativa. Y es una señal de que debemos inspirarnos en los ejemplos que el Señor Jesús dejó.
“Miremos también a los tipos de personas que Jesús amó hasta el fin. Uno que Lo traicionó y vendió por treinta monedas. Otro que negó tres veces que Lo conocía. Otro que dudó de Su resurrección. Hombres que, a veces, Lo irritaban al punto de que Él se desahogue diciendo: “¿Hasta cuándo he de estar con vosotros y os he de soportar?”A pesar de todo eso, Él los amó hasta el fin. Y les dio una lección inolvidable de ese tipo de amor, lavándoles los pies”, explica el obispo Renato Cardoso en su blog.
El amor que el Señor Jesús espera de nosotros es el servir a otra persona, considerándola mayor que nosotros mismos aunque no lo sea.
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