La razón y la emoción son las protagonistas del conflicto diario presente en la vida de cada ser humano
A nosotros, seres humanos, se nos concedió tanto la inteligencia como la sensibilidad del alma. Dios creó todo con extrema perfección y equilibrio, sin embargo, esta sintonía se perdió en el Edén, cuando elegimos contrariar la Palabra del Altísimo en pro de atender la codicia del corazón por el placer momentáneo de la carne.
Desde entonces, trabamos un conflicto diario entre la razón y la emoción; entre la obediencia y la rebeldía; entre la sumisión y la resistencia a Dios. En esta guerra, solo el que mantiene su mente en constante armonía con el Altísimo puede prevalecer ante las tentaciones del corazón.
¿Qué tenés que saber?
El equilibrio es el secreto de la victoria, que nos garantiza la plenitud de vida y la abundancia eterna. En Su Palabra, el Altísimo ininterrumpidamente nos instruyó a priorizar el control y la moderación, anhelando solo lo que nos corresponde cada día. Observe:
«Vosotros, pues, orad de esta manera […] Danos hoy el pan nuestro de cada día.» Mateo 6:9,11
«Dos cosas Te he pedido, no me las niegues antes que muera: Aleja de mí la mentira y las palabras engañosas, no me des pobreza ni riqueza; dame a comer mi porción de pan, no sea que me sacie y Te niegue, y diga: ¿Quién es el Señor?, o que sea menesteroso y robe, y profane el nombre de mi Dios.» Proverbios 30:7-9
Este consejo contrasta todos los sentidos de nuestra vida terrena; si queremos agradar a Dios, el equilibrio es indispensable.
Busque llevar una vida equilibrada, conforme la Palabra de Dios enseña, y nunca más caerá en los engaños de su corazón.
Invertí en la fe inteligente:
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