¿Ya se detuvo a pensar en la cantidad de personas involucradas con los preparativos de las fiestas de fin de año, aparentemente felices, en familia, con amigos, compañeros de trabajo, pero perdidas, llorando, lamentándose y sufriendo horrores por el mundo por creer que no tienen motivos para festejar?
Cuando llega esta época del año, especialmente el mes de Diciembre, las angustias aumentan y, lamentablemente, engrosan- aun más – las estadísticas del número de suicidios en todo el mundo.
La que para mucha gente es la época más feliz del año, para otros puede ser la más triste y depresiva, ya sea por tener un familiar distante, por haber sido abandonada por el cónyuge o por los hijos, por la pérdida de algún ser querido, o simplemente por ser extremadamente infeliz interiormente, entre tantos otros factores.
La mayoría de las veces, esas personas han pasado por crisis depresivas a lo largo del año, que se acentúan con la llegada de las fiestas. Pero si esas fechas simbolizan paz, alegría, complicidad, armonía, y votos de felicidad, ¿por qué para muchos todo eso no pasa de una gran ilusión?
Depresión constante
Ilusión vivida por la joven Michelle Pereira (foto de abajo) de 28 años. Como si no bastase vivir cotidianamente triste, para ella, los fines de año no pasaban de apariencia, porque aun aparentando una felicidad ante los demás, sufría mucho.
“Era la ‘payasa’ de los amigos. Hacía reír a todo el mundo. Pero, en realidad, sonreía para no llorar, pues era extremadamente infeliz en mi interior” dice Michelle.
Según ella, desde pequeña era exhibida como trofeo por la madre, porque siempre fue una niña muy bonita, lo que causaba impacto entre las personas que la rodeaban, y eso daba status.
“Crecí con ese ‘peso’ de parecer siempre linda. Aparentaba algo que no era o vivía, pues siempre fui muy oprimida, tanto en casa como en las calles. No me creía capaz de nada. Con el pasar del tiempo, me convertí en bailarina, y esa era mi válvula de escape: bailaba para olvidarme de los pensamientos negativos. Durante ese período ‘viajaba’ a un lugar supuestamente seguro donde me aceptaban como yo era” cuenta.
Tal angustia solo tuvo fin cuando Michelle, alrededor de los 24 años de edad, comprendió que faltaba dentro de sí el Autor de la Vida. Aquel que podía llenar todos sus anhelos y realizar sus sueños más ocultos.
Fueron años de sufrimiento, fines de año y navidades angustiantes, pero Michelle garantiza que encontró una verdadera razón para vivir cuando llegó a la Universal.
“Yendo a las reuniones, aprendí que sufrimos hasta que queremos o lo permitimos. Cuando usted determina y decide el cambio de la situación que la oprime, usted todo lo puede. Y así sucedió conmigo. Los días malos vienen para todos, pero cuando permanecemos firmes, enfocados en el resultado, tenemos fuerza, ánimo, disposición y sobretodo confianza en nosotros mismos. Eso me hizo vencer todo y transformar mis días en felices, sin máscara” relata la joven, que hoy afirma tener paz interior y no sufrir.
Si así como Michelle sufrió en el pasado, usted es alguien que sufre hoy, o si estas fechas aumentan la depresión a causa de diversos factores, busque hoy mismo una Universal y participe de una reuniçon de fe.
En Buenos Aires, en la Capital Federal, Avenida Corrientes 4070 en el barrio de Almagro hoy miércoles 1 de enero a las 18 hs.