El condenado se convirtió al cristianismo cuando aún era un adolescente y, con su trabajo evangelístico, llevó a otros musulmanes a cambiar de religión.
Todo comenzó en octubre del 2009 cuando Yousef Nadarkhani participó de una protesta contra la obligatoria lectura del Corán a los niños cristianos, incluso a los suyos. Su esposa Fatemeh Passandideh también había sido detenida con acusaciones similares, pero fue liberada.
El tribunal dijo que Nadarkhani confirmó que se había convertido al cristianismo desde el Islam, a pesar de su posible ejecución. Los registro muestra que en su última defensa, el fiscal preguntó: -¿desde la edad de la pubertad hasta los 19 años, ¿qué religión tuvo?. Y él contestó: Desde mi nacimiento en una familia musulmana, fui musulmán hasta que me convertí al cristianismo a la edad de 19 años”.
La Corte de Apelación de la provincia de Gilán dijo que el pastor Yousef Nadarkhani probó su apostasía al “organizar encuentros evangélicos e invitar a otros al cristianismo, estableciendo una iglesia en su casa, bautizando a la gente, hablando de su fe a otros y negando los valores islámicos”.
Este hecho mantuvo en vilo a la comunidad cristiana y los organismos de derechos humanos quienes enfatizan que la apostasía no es un crimen previsto en la ley iraní. Además, “Desde la perspectiva de los derechos humanos, no se puede criminalizar la elección de alguien por una determinada religión, y mucho menos ejecutarlo por eso“, declaró Hadi Ghaemi, director-ejecutivo de la Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán.
La noticia publicada el martes 5 de julio de este año, sorprendió y alivió ya que el Supremo Tribunal iraní revocó la sentencia de muerte del pastor y devolvió el caso a la corte en Rasht, pidiendo a los acusados, que se arrepientan”, dijo el abogado.
“Que se arrepientan” de acuerdo con la ley islámica significa que Nadarkhani debe renunciar a su conversión al cristianismo y volver a una manera musulmana de vivir.
La Constitución de Irán declara que el Islam es la religión oficial del Estado y establece que los cristianos, Judios, y zoroastrianos son reconocidos como minorías religiosas “protegidas”. A pesar del estatus de protección, en la práctica el gobierno restringe la libertad de religión, de acuerdo con el Informe Internacional sobre Libertad Religiosa del Departamento de Estado de EEUU.