En las calles de Ludian, al sudoeste de China, las personas salen de sus casas buscando la causa de los temblores que perciben. Muchos edificios sufrieron daños y alrededor de 12 mil casas se derrumbaron. Fue el terremoto de 6,5 grados en la escala de Ritcher que afectó a la provincia de Yunnan el último domingo 3, con el epicentro localizado en la ciudad de Zhaotong, a 12 kilómetros de profundidad, según el Centro Sismológico de China. Hasta el momento hay 589 muertos y 2 mil heridos.
El día 23 de julio, otro desastre natural, el tifón Matmo había afectado a China, dejando a más de 300 mil personas sin hogar después de pasar por Taiwán, donde causó también la muerte de 47 personas en un grave accidente aéreo, con la caída del avión ATR 72-500, de la compañía TransAsia.
¿Quién imaginaría que inmediatamente después de un tifón gigantesco, China también sufriría con un terremoto en una de sus provincias?
Aunque sea de conocimiento general que el país asiático es sensible a los sacudimientos subterráneos de las placas tectónicas Euro-asiática e Indiana, según explicó el servicio geofísico norteamericano United States Geological Survey (USGS), nadie pudo prevenir el momento en el que el terremoto ocurriría, para promover el alerta a las personas, evitando muertes e incidentes.
¿Quién podrá prever el “The big one”?
En el estado norteamericano de California (mapa de abajo) también se espera la ocurrencia de un gran terremoto, llamado “The big one” (“el Grande”), que causaría un gran cambio en la posición de las ciudades del litoral californiano. La región está sobre dos placas tectónicas (de la misma manera que el territorio chino) y la previsión, según las investigaciones de la Universidad de California, era de que ese gran terremoto tenía que haber ocurrido entre 1987 y 1993, sin embargo, el fenómeno aún no ocurrió.
Actualmente, las opiniones entre los investigadores son diferentes: algunos creen que el “The big one” ni siquiera sucederá; otros creen que pequeños temblores entre las ciudades californianas crearon el gran cambio geológico. De cualquier modo, las incertidumbres sobre todo lo que podrá suceder son enormes, y nadie es capaz de afirmar algo.
¿Cómo encontrar el camino correcto?
Lo único que puede traer seguridad en medio a tantas dudas es el Señor Jesús, no solamente para los miedos sobre el futuro del mundo, sino también para las dudas que usted tiene para su propia vida. ¿Usted no sabe qué más hacer para vencer las deudas, o para encontrar la felicidad en la vida amorosa, o quiere encontrar la cura para una enfermedad, para algún vicio? Hable con Dios, que les promueve la protección a Sus hijos y tiene el deseo de orientarlos para que encuentren la realización personal y una vida plena.
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