Pianista renombrado mundialmente, el brasileño João Carlos Martins tenía 64 años cuando los médicos le dijeron que él no podría más tocar el piano, debido a décadas seguidas de accidentes y enfermedades que perjudicaron sus movimientos. Él ingresó a la Universidad y estudió regencia. Hoy, es un reconocido maestro y se someterá a una cirugía más para tratar de volver a las teclas. Ayudó a recuperar muchas vidas al llevar a jóvenes carentes a estudiar música.
John Glenn (en la foto abajo), un astronauta estadounidense que figuró entre los pioneros de la carrera espacial en el siglo pasado, se encaminó hacia la política con éxito, pero nunca perdió al espacio de vista. A los 77 años, volvió a entrenar para una nueva misión y entró en órbita de nuevo como miembro de la tripulación del transbordador espacial Discovery, en una misión de diez días.
James Stewart, también de los Estados Unidos (ya hablamos de él aquí), fue uno de los grandes actores de la era de oro de Hollywood y heroico piloto en la Segunda Guerra Mundial. Incluso regresando del gran conflicto armado de la década de 1940 con estrés postraumático y sin motivación para volver a actuar en películas, retomó los trabajos en el cine y continuó su gloriosa trayectoria en el área. También se actualizó sobre el avance tecnológico de las aeronaves y volvió a pilotear en 1996, en la Guerra de Vietnam, con 58 años.
Esos hombres tienen en común algo interesante. Todos eran más que experimentados en su trabajo, famosos por el gran talento y por la inteligencia impar. Y, sobre todo, por el esfuerzo que realizaron para construir sus carreras. Todos podrían gozar de una buena jubilación en cómodos asientos y vivir – merecidamente – de los recuerdos de sus grandes y sobresalientes hechos.
Sin embargo, Martins, Glenn y Stewart no quisieron, a pesar de las enfermedades, de la edad avanzada y de cualquier otro problema, dejar sus cuerpos y mentes inactivas. Para hombres así, permanecer “detenidos” es muerte en vida. Por supuesto que todos tenían sus familias, necesitaban cuidar su salud, ya estuvieron en el ápice profesional y podían utilizar cualquiera de esas obligaciones como pretexto para la jubilación. Sin embargo, la vida estaba allí, plena, y merecía más de ellos.
Martins hasta hoy, a los 76 años, se somete a cirugías y a otros tratamientos y, así como la música nunca lo dejó, él tampoco dejó a la música. Stewart murió en 1991 y entró a la historia no solamente como un extraordinario actor, sino como uno de los más valerosos (y admirados) ciudadanos norteamericanos con respecto a lo que es ejercer el verdadero patriotismo. Glenn falleció recientemente, a los 95 años, el pasado mes de diciembre, y volvió a ver a la Tierra desde lo alto. Ellos no se detuvieron. Por eso, hombres como ellos viven el máximo que pueden, porque crean oportunidades en una edad en la que muchos piensan que ya no hay más. Se desprenden de la corona del gran conocimiento y, humildes, se dan cuenta de que el aprendizaje nunca termina para quien es inteligente de verdad.
Con esto, no solo le añaden bastante a sus propias experiencias sino que también inspiran a jóvenes – futuros veteranos – a no concluir precozmente la rueda viva del conocimiento. Tenga usted la edad que tuviere, esté dispuesto a aprender.
Los pioneros
Desafíos por todos lados. Elegidos Para la Gloria – Cómo comenzó el Futuro (1983) es una película que, sin adornos, muestra los esfuerzos de grandes hombres como John Glenn para que la carrera espacial sucediera. Ganó cuatro Oscars y cuenta con grandes actores como Ed Harris (como Glenn) y Sam Sheppard en el elenco. Disponible en DVD, Blu-Ray y en sitios de streming.
Balance general
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