¿El corazón está despedazado por un resentimiento? ¿Y el dolor es fuerte? El remedio para curar las heridas es el perdón. El acto de perdonar es tan noble que está presente en la oración del Padre Nuestro y en tantos otros pasajes bíblicos. Si le produce bienestar desde el punto de vista espiritual, la falta de él puede traer daños a la salud física.
Imagínese si todos los días usted tuviese que revivir una situación mala y sufrir todo nuevamente. Sería algo horrible, porque la herida nunca cicatrizaría. Pues eso es el sentimiento de aquellos que guardan un resentimiento o rencor hacia alguien. Muchos creen que, haciendo así, estarán apresando a la otra persona en una culpa o castigo. Pero aquel que piensa de esa manera se está engañando, porque el mismo quedará preso de una tristeza sin fin.
El rencor lastima el alma e impide que pasos importantes sean llevados a cabo. Le impide principalmente a la persona que avance y reciba la misericordia de Dios, pues eso solamente vendrá cuando haya un verdadero arrepentimiento. El perdón es una actitud a ser tomada contra el propio yo.
El rencor puede ser despertado en cualquier ocasión: una palabra dicha en el momento inadecuado, una pelea o una mirada es suficiente para que él irradie en el corazón. Dentro del círculo familiar también es común ver a los hijos con rencores hacia los padres, a la esposa con rabia del marido, y viceversa, pues lamentablemente no todos en la vida fueron acompañados por una familia cuidadosa y presente. En esa situación, es muy común buscar suplir la falta de cariño y comprensión con cosas materiales, sustituyendo el amor, los sentimientos, y el cuidado del alma.
Con tantas heridas abiertas, algunas personas se preguntan: “¿Cómo puedo ser feliz?” “¿Cómo seguir adelante?” “¿Cómo librarme del peso de sentir el dolor del pasado?”
Cuanto más se remueva la herida, más va a doler. Pero cuando dejamos de tocarla y pasamos a hacer los curativos necesarios, con certeza no habrá más dolor. Tal vez quien haya un sufrido la agonía e tener una herida abierta durante mucho tiempo resista al principio, o reaccione agresivamente.
Sin embargo, cuando deje que el Médico de los médicos limpie y haga los curativos necesarios, se dará cuenta de que por más que sea intenso el dolor de la limpieza, enseguida acabará, y nunca más sentirá la aflicción de tener un rencor.
Reconocer que necesita ayuda es un buen camino. Y la ayuda espiritual puede llevarlo a construir nuevas posibilidades en la vida.
Si usted tiene heridas dentro de sí, reconózcalas y elimínelas de su vida. No mire hacia atrás y tampoco deje que sus marcas sean un impedimento. Porque así podrá ser feliz sin que nada se lo impida. No es fácil, no es sencillo, pero es necesario. Crea en su potencial de vida.
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