Una mañana de Domingo especial en la Sede Nacional. Tuvimos nuestro Culto Racional, donde la semilla de la Palabra fue plantada en cada uno.
La importancia de desarrollar la complicidad en la familia es que, si no hay complicidad, hace que su propio yo prevalezca. Sin complicidad, uno no mira para sí mismo.
La complicidad es servir, y el Espíritu Santo hace que se desarrolle esto dentro de uno.
El Señor Jesús confirma esto en Su Palabra: «Más bienaventurado es dar que recibir.» Es decir, más feliz aquel que sirve que aquel que es servido.
Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna:
«El primero y el último, el que estuvo muerto y ha vuelto a la vida, dice esto: Apocalipsis 2:8
¿Qué área de mi vida puede esperar?
Todo puede esperar, menos la certeza de mi Salvación. La certeza de mi Salvación no depende de nadie; depende de uno mismo.
¿Qué es la Salvación?
Salvación es Certeza de la Vida Eterna.
En el Reino de los Cielos solo existe Dios Padre e Hijos. No existen nietos; esto deja claro que la Salvación es individual y no se hereda, se trabaja, se conquista.
“Ángel” significa mensajero de la Palabra; todos tenemos que ser ese ángel que lleva la Palabra de Dios.
Todas las veces que soy atribulado, tengo que estar animado, porque ahí es donde hago una evaluación de lo que hago y lo que soy cuando estoy solo.
Dios me conoce, sabe mis necesidades. Dios no juzga a uno por su apariencia; Dios no mira como nosotros miramos, Él mira nuestra Alma.
Lo que nos hace pobres delante de Dios son las malas obras y las malas actitudes, pero lo que nos hace ricos con Él es lo contrario a esto.
Por eso, pase lo que pase, la tribulación que venga, no murmure, no se incline a esto. Manténgase firme y fiel, que lo más importante es su Salvación.