Tuvimos la consagración de los niños en conmemoración al Día del Niño, donde presentamos a cada pequeño en el Altar y plantamos en sus corazones la semilla de la fe, la Palabra de Dios.
Aprendimos que tenemos que valorar y aprovechar los momentos que pasamos con nuestros familiares, porque no sabemos cuándo será el último momento.
Por esto, el Señor Jesús nos enseñó a dar, porque más bienaventurado es aquel que da que aquel que recibe.
Por tanto, tened cuidado cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios. Efesios 5:15
Tenemos que tener cuidado con nuestras andanzas y cómo uno reacciona hasta en los mínimos detalles.
Hablamos sobre 5 temas esenciales en toda familia:
- Presencia real.
- Celebrar lo simple.
- Rutinas con amor.
- Palabras que edifican.
- Jugar juntos.
Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Mateo 25:1
El Señor Jesús dejó claro en esta Palabra qué es el Reino de Dios y el Reino de los Cielos.
Todos nosotros somos como una lámpara de barro que necesita ser lavada y estar llena del Aceite, que es el Espíritu Santo.
Las prudentes, las sabias, son las que representan a quienes practican la Palabra de Dios.
Las insensatas son las que hacen las cosas sin pensar, haciendo todo por el corazón.
En este mundo existen estos 2 tipos de grupos: los prudentes y los insensatos, pero es uno quien elige en cuál estar.
Estos 2 tipos de grupos pasan por momentos difíciles por igual; uno puede hasta cansarse.
¿Pero cuál es la diferencia?
Es que el prudente tiene el Aceite de reserva; el Aceite de reserva es quien tiene vida con Dios.
Cuando Jesús vuelva a buscarnos, la puerta va a ser cerrada, ya sea en la muerte o en el Arrebatamiento.
Por eso es importante estar lleno del Aceite, que representa el Espíritu Santo dentro de nosotros.