Sus vestiduras blancas y sus gestos suaves son características llamativas. Se equivoca, sin embargo, el que piensa que la función de los Levitas del Templo de Salomón es tan solo cerrar y abrir las puertas. Ellos son los que reciben a las personas y las dirigen hacia sus lugares. Ellos ofrecen una orientación, oran en los momentos específicos durante las reuniones y, cuando termina, preparan todo para la próxima reunión. Ubicados en puntos estratégicos, están listos para actuar de inmediato cuando sea necesario. Todo para el buen funcionamiento de las reuniones.
Actualmente, alrededor de 700 personas sirven en el Templo como Levitas. A medida que el trabajo va creciendo, se seleccionan nuevos siervos, para que las personas que lleguen al lugar tengan la ayuda necesaria.
Lo Levitas en el pasado eran los hombres de la Tribu de Levi, cuyos integrantes no aceptaron curvarse delante del becerro de oro en el desierto. De la misma manera, los Levitas del Templo son personas nacidas de Dios y, por eso, trabajan para servirlo. Ellos trasmiten y le enseñan a las personas como acercarse a Dios con sinceridad y, de esa forma, ofrecer sus sacrificios. “Ellos eran ayudantes directos de los sacerdotes y responsables por el mantenimiento, por las reparaciones y por la protección del Tabernáculo y de los utensilios. Lo mismo sucede hoy en el Templo. Ellos son auxiliares de los sacerdotes, o sea, de los obispos que hacen las reuniones, además de ayudar a los visitantes”, explica el obispo Sérgio Gonçalves responsable por los Levitas.
Para la ejecución de este servicio, la dedicación es esencial. “El Levita tiene que mantenerse todo el tiempo en santificación y dedicación a Dios, ya sea en el Templo, o en su vida personal, pues la función que él ejerce en el Templo exige una vida santificada al Señor”, resalta el obispo.
La alegría de ser elegido
El médico André Pontes servía como obrero desde hacía 18 años. Desde que supo del proyecto de la construcción del Templo, tuvo el deseo de servir en aquel lugar. “Era un deseo que aumentaba cada día, que crecía junto con la construcción del Templo”, cuenta. Hasta que el proceso de selección comenzó aproximadamente un año antes de la inauguración. Para su sorpresa y la de su esposa, Angélica Pontes, los dos fueron seleccionados. “Servir como Levita nos acercó más a Dios, aumentó nuestro temor y la reverencia que tenemos que tener con Sus leyes y, principalmente, el cuidado en mantenernos santificados al Señor por toda la vida”, resalta.
Si la alegría es inigualable para aquellos que vieron su deseo de servir en el Templo realizado, imagínese para los que no se imaginaban ese privilegio, como es el caso de la dentista Patrícia Firmino, (Foto de abajo) obrera desde hace siete años.
Ella y su esposo, Wendel Firmino, pasaron por las entrevistas sin imaginar para que servirían. “No sabíamos lo que Dios había visto en nosotros, pero la alegría de ir al Templo también se mezclaba con el temor a Dios, porque eso exigiría una comunión mucho mayor.”
Es importante decir que cada Levita tiene la plena conciencia de la responsabilidad que posee. Cuando entran al santuario, deben ofrecerle lo mejor a los que llegan. “Es enorme la cantidad de personas que van al Templo todos los días. Muchas veces llegan angustiadas, desesperadas y quieren conocer a Dios y el camino de la Salvación. Es nuestro deber cuidarlas, sin dejar de celar por las normas y la disciplina correspondiente de la Casa de Dios” cuenta André. Al llegar al Templo, las personas deben buscar a los Levitas para recibir ayuda. Los levitas orarán por ellas y las aconsejarán de acuerdo con la Palabra de Dios, como sucedía en el pasado.
“Nada se compara con servir a Dios en este santo lugar. Durante el periodo en el que Él me permita servirlo, me dedicaré de todo corazón tanto para que haya disciplina como para cuidar a los Levitas”, concluye el obispo Sérgio Gonçalves.
Experiencia inolvidable
Una vida transformada
Audrey Gema, de Bélgica, decidió conocer el Templo de Salomón, en San Pablo. Pero la realización de su objetivo no fue tan fácil. “Decidirlo fue fácil, pero mantener esa decisión fue otra historia. A pesar de todo, elegí valorar mi estado espiritual, que iba poco a poco empeorando. Quería mejorar espiritualmente, de verdad”, cuenta.
Todo parecía impedir que aquel deseo se concrete: la larga distancia los costos del viaje y los compromisos del día a día. Pero Audrey lo logró. “Este año, tuve la magnífica oportunidad de ir al Templo. Fue una experiencia excepcional que maduró mucho mi fe.”
Desde que estaba en Europa, la intención de Audrey era mucho más grande que conocer un punto turístico o una construcción importante. “Pude ver cómo Dios es Santo. Me encontré en un lugar donde todo tenía un sentido inexplicable, pero mi visión espiritual comenzó a cambiar inmediatamente. Entendí que, cuando Dios trabaja en nosotros, desea hacerlo por completo y no parcialmente. Recuerdo bien esa frase pronunciada en el Altar, cuando las mujeres presentes de la reunión fueron llamadas adelante: “Usted se encuentra a los pies del trono de Dios, delante de esa fuente que jamás se seca y siempre está disponible para darle agua a todos los que creen y tiene sed. Su fuerza es nuestra fuerza. Coloque todas sus esperanzas en Dios.”
Para ella, todo fue extraordinario. “Mi vida espiritual se transformó y tomó otro rumbo. Estoy mucho más cerca de Dios. A pesar de estar hace cuatro años en la Universal, nunca había tenido una paz tan fuerte y tan maravillosa como la que tengo actualmente. Mi interior fue transformado positivamente. Muchos miedos desaparecieron y me encuentro al fin viviendo un sueño de alegría y paz, que se hizo realidad. Hoy, creo que el futuro pertenece a Dios y estoy tranquila en mi interior.”
Conozca el Templo de Salomón
Diariamente se realizan reuniones en el Templo de Salomón, para saber los horarios de las reuniones ingrese aquí.
Para obtener más información, puede comunicarse con la Central de Informaciones del Templo de Salomón: (11) 3573-3535 o info@otemplodesalomao.com
[related_posts limit=”15″]