El chicle es uno de los dulces más fáciles de encontrar en kioscos y mercados de todo el mundo, también es una de las golosinaos más queridas por los niños y por muchos adultos. Hoy se consiguen hasta versiones que blanquean los dientes o amenizan un dolor en la garganta.
Pero de que será hecho la goma de mascar, que permanece tanto tiempo elástica en nuestra boca mientras la masticamos, y que después de tirarlo lleva 5 años para descomponerse en el ambiente o ensucia pisos, asientos y tantos mesas donde es pegado.
Una primera versión (vegetal) – no industrializado como conocemos hoy – puede ser datado de la Mesopotamia, 9 mil años antes de Cristo (a. C.) Arqueólogos encontraron residuos de chicle de betula, (hecho de resina de planta ornamental) en dientes de adolescentes de esa época.
La más conocida versión, sin embargo es que la goma tuvo origen entre los pueblos indígenas, principalmente de las civilizaciones precolombinas. Ellos extraían una resina de los arboles denominado “chicle”, con la finalidad de estimular la salivación o evitar el mal aliento.
Confite azucarado
El producto como es conocido por nosotros, surgió a finales del siglo 19, aproximadamente en el año de 1872. Fue inventado por el norteamericano Thomas Adams. Quien fabricó el primer lote de chicles en formato de bola, con azúcar y aromatizantes con extracto de regaliz.
Los chicles sintéticos hechos con una goma que incluía productos derivados del petróleo (goma sintética y parafina, agregadas a las substancias emulsificantes, antioxidantes, aromas, colorantes, ácidos cítrico y glicerina) comenzaron a ser producidos después de la popularidad adquirida durante la 1ª y 2ª Grandes Guerras Mundiales. Los soldados usaban el dulce como forma de relajación y estrés diario de los confites.