El clásico del cine de terror, la película “Poltergeist: juegos diabólicos”, conquistó una nueva versión, actualmente en la cartelera de los cines. Producida por Steven Spielberg, tiene una multitud de admiradores de historias mórbidas a lo largo de los años, principalmente por una supuesta maldición que habría alcanzado a los actores y otros profesionales involucrados con la película y sus dos secuencias – inclusive con la muerte de la protagonista, Heather O’Rourke.
En la historia, la niña Carol Anne desaparece, transportada hacia otra dimensión por entidades malignas. Pero su familia logra misteriosamente conversar con ella por medio de un canal de TV sin señal. Ellos descubren que la casa en la cual viven fue construida en el terreno de un antiguo cementerio indígena y que están siendo atacados por los “espíritus” de los muertos.
Si hubo maldición o no, nadie sabe exactamente. Mientras suceden muertes violentas o muy sufridas de los actores de la trilogía. Dominique Dunne, que hacía de la hermana mayor de Carol, fue estrangulada por el novio celoso y murió después de algunos días en coma en el año del lanzamiento de la primera película. Julian Beck, que hizo el papel de un reverendo, murió de cáncer en el estómago durante la realización de la segunda película, y un poco después de su lanzamiento, Will Sampson, que interpretó al indio Taylor, falleció por complicaciones en una cirugía cardíaca.
Pero ninguna muerte tuvo más noticias que la de la pequeña Heather O’Rourke (foto de al lado). La pequeña niña que interpretó a Carol Anne en las tres películas de la saga, la pasó mal después de “Poltergeist III”: vomitaba mucho y llegó a desmayarse y sufrir un paro cardíaco, por causa de un problema intestinal que tenía desde nacimiento. Fue llevada al hospital, pero falleció por un error médico, con apenas 12 años de edad.
No eran extrañas las historias de tal maldición. Jobeth Williams, actriz que hizo el papel de madre de Carol Anne, relató que durante mucho tiempo, durante las filmaciones, los cuadros en las paredes de su casa aparecían torcidos cuando ella llegaba del trabajo. Ella los arreglaba y, al día siguiente, sucedía todo de nuevo. Sea verdad o no, la mayoría del elenco no quiso participar de la tercera película de la saga.
Quien cree en la maldición apunta a un posible motivo: en vez de esqueletos de plásticos para las escenas en que los cuerpos de los indígenas enterrados aparecían, la producción optó por algo más barato: esqueletos reales, proporcionados por una empresa médica. Por esto, muchos creían que los antiguos “dueños” de los huesos se asombraron y castigaron a los involucrados en las filmaciones.
La Biblia claramente condena la práctica de consultas a los muertos (Deuteronomio 18:9-14).
Eclesiastés 9:5-6 va más directo al tema, dejando bien evidente que los muertos no pueden influenciar ni hacer nada. Mientras que, las fuerzas demoníacas pueden aprovecharse de quién cree en las “conversaciones” con personas fallecidas.
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