Hace algunos años, los ambientes corporativos y emprendedores comenzaron a considerar la diferencia entre el jefe y el líder. El primero como alguien que simplemente delega funciones, inflexible e inalcanzable. El segundo, muy diferente, como alguien que inspira, une a los colaboradores y hace el ambiente más tranquilo, humano y productivo.
Más que preocuparse en exigir metas o en aumentar la producción, al líder le importa ser el humano detrás del empleado. Tiene empatía y logra ponerse en el lugar del colaborador, además de escuchar, enseñar y aprender con todo el equipo que lidera.
“La influencia y el liderazgo no son impuestos a través de órdenes, manipulación o fuerza bruta. Si usted es un líder, genera entusiasmo en su equipo. Busque desarrollar eso dentro de usted, para poder transmitírselo a los demás”, aconseja el escritor Jadson Edington, autor del libro “50 Tonos para el Éxito”.
Es posible cambiar
Hay muchos motivos que transforman a una persona en un jefe autoritario (nadie quiere ser así), pero el coach y especialista en comportamiento humano Sulivan França explica que es posible aprender a actuar diferente para convertirse en un líder. Mientras haya voluntad de cambiar posturas, hay maneras de trabajar sobre ese objetivo. Es posible y en corto plazo”, afirma.
El autoconocimiento es uno de los caminos: “Guiarse a sí mismo y lidiar con nuestra propia personalidad no es nada fácil, pero conquistar esas características es esencial para un líder, porque atrae el respeto de las personas. Además, es necesario desarrollar el espíritu de equipo y trabajar la relación interpersonal. Son caminos simples para un buen comienzo”, destaca.
Si usted necesita fuerzas y dirección para cambiar su postura en relación a sus subordinados – o incluso en relación a sus gestores – participe en las reuniones del Congreso para el Progreso. Se realizan los lunes, en la Universal de Almagro, Av. Corrientes 4070 o busque la dirección más cercana a su casa ingresando aquí.
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