Lot salió de Harán, pero Harán (MUNDANISMO Y PECADO) nunca salió de su interior. Abraham no solo salió de Harán, sino que se desprendió totalmente de él.
Lot, aprovechando una disensión entre sus pastores y los de Abraham, se volvió codicioso de los prados y se precipitó en la elección.
Abraham siempre le confió sus elecciones y decisiones a la Voz del Dios Altísimo.
Lot, incluso después de haber sido rescatado del secuestro que había sufrido, regresó a Sodoma, es decir, regresó al pecado.
Abraham, cuando se equivocó al bajar a Egipto, enseguida se arrepintió de su actitud y volvió al camino que el Señor Dios le había designado.
Lot se resistió a salir de Sodoma, cuando estaba por ser destruida, mostrando su apego y su espíritu materialista, llegando al punto de que los ángeles casi tuvieran que arrastrarlo por el cuello.
Abraham, desde Harán hasta Moriah, nunca tuvo dificultades para sacrificar.
Lot, cuando recibió la dirección de los ángeles para ir al monte (ALTAR), pensó que ese consejo divino estaba equivocado y que, en su terquedad, su “maravillosa” idea de ir a un pequeño pueblo y vivir en una cueva era mejor.
Abraham nunca cuestionó una dirección dada por la Voz de Dios, aunque en el momento no entendiese, obedecía.
Lot perdió a su esposa, que estaba tan apegada como él a cosas y personas y, finalmente, sus hijas lo embriagaron, mantuvieron relaciones sexuales con él y de ahí nacieron dos naciones enemigas del pueblo de Israel.
Abraham generó a una nación que heredó y ha heredado todas las promesas hechas por Dios Todopoderoso.
“Sabed, por tanto, que los que son de fe, estos son los hijos de Abraham.” Gálatas 3:7
Examine sus actitudes, reacciones, elecciones y decisiones: ¿Es usted sobrino o hijo de Abraham?
“DIJO EL SEÑOR JESÚS: Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham.” Juan 8:39