El noviazgo de Carla Pancotti Generiche (foto de al lado), de 33 años, duró pocos meses hasta que se casó. Ambos vivían lejos uno del otro y, por eso, ellos se vieron poco antes de la fecha del gran día. “Nosotros nos hablábamos por teléfono. El poco tiempo que estábamos juntos tenía que ser perfecto”, recuerda.
Durante el noviazgo ellos concordaban en todo, estaban siempre lindos el uno para el otro. Era todo agradable y no existían problemas, pero después esta realidad cambió. Cuando nos casamos, tenía 18 y él 20. El príncipe y la princesa colocaron sus coronas al costado, y cada uno quería imponer sus formas, sus maneras y costumbres. Comenzamos a pelear mucho. Yo no aceptaba verlo tan diferente a lo que era en el noviazgo”, recuerda Carla.
¿Donde está aquel caballero que la esperaba y no tenía ningún apuro cuando estaban de novios? ¿Porque no tiene la misma paciencia que antes? Estas eran preguntas que frecuentemente la joven se hacía a sí misma. Él, por otro lado, intentaba tener paciencia para mostrarle a la esposa que aquel periodo era de adaptación y que de apoco todo se acomodaría.
“Me costó entender que aquella situación era normal, una vez que estábamos viviendo una nueva etapa: la del matrimonio. Fue muy desgastante, pero logré aprender de a poco que tenía que ser madura”, afirma.
Hoy, ella admite que cometió el error de eludirse y esperar que el marido fuese igual a la época del noviazgo. Ella reconoció por medio de la fe que necesitaba cambiar de comportamiento para que el matrimonio saliera bien o si no seguirían peleando. Para eso, ella se dedico, leyó libros que la ayudaron, como la mujer V, y participó de la “Caminata del Amor”.
Un paso a la vez
La etapa de conocerse es esencial para saber si aquella persona tiene objetivos parecidos con los suyos. Ya durante el noviazgo, ustedes deben aprovechar para pasar buenos momentos juntos, sin muchos reproches, pues esa etapa será crucial para observar si aquella persona es ideal o no para el matrimonio. La etapa del compromiso es la de preparación y, posteriormente, en el matrimonio se inicia la adaptación. No se puede esperar que cada etapa sea igual, una vez que la pareja debe madurar la relación.
Según la psicóloga Marisa de Abreu, entre conocerse, ser novios, estar comprometidos y casarse existen etapas y la pareja debe estar atenta a cada una de ellas. “No respetar las etapas puede sacarle la oportunidad de una construcción más consistente de la relación y puede impedirle de conocer al otro un poco más”, resalta.
En sus conferencias Renato y Cristiane Cardoso explican la importancia de saber respetar el real significado de la unión. Ellos dicen que, en ese periodo de adaptación, el matrimonio se muestra realmente como es, por eso es normal que tengan algunos desentendidos, ya que tienen costumbres diferentes. “Es en esa fase del matrimonio, cuando existen dificultades, es cuando ustedes se conocen de verdad y su amor está probado”, explica Cristiane en su blog.
Un amor genuino no es fruto de la casualidad. Es una construcción aliada a la realidad y a la razón. Implica reconocimiento y respeto mutuo, tomando en cuenta las diferencias y las divergencias. Entonces, es necesario saber cuáles son las principales etapas y aprender a seguir mirando a su compañero con amor y cariño, en una proporción adecuadas a la realidad.
Vea los pasos de la relación
1 – Conocerse/ Captar informaciones al respecto del otro
En esta etapa, comenzamos a cambiar ideas y a conocer la rutina de la otra persona, sus valores, sus cualidades y tal vez algunos defectos – aunque en este periodo todos intentan esconder los defectos al máximo. Algunos se desilusionan y terminan la relación allí. Este es el momento de comenzar a definir internamente si desea continuar algo más con esta persona o no.
2- Noviazgo /Frecuentar la casa del otro / conocer a la familia y amigos
Ese es el paso fundamental para conocer más a la persona con quien se está de novio y cómo es el comportamiento de ella entre los familiares y amigos.
3 – Definir si la relación tiene un futuro
Es el momento donde la pareja conversa y decide si dará un paso más adelante, esta vez, rumbo al casamiento. Algunos problemas pueden aparecer exactamente en esta etapa. Por ejemplo, cuando una de las partes tiene más seguridad de lo que quiere que la otra. ¿Qué hacer? Lo mejor es conversar, dejar claro lo que desea y, en caso que el otro tenga proyectos de vida muy diferentes, este es el momento de redefinir prioridades.
Casarse/Adaptación
Ese momento es emocionante. En el comienzo, parece que todo serán flores, pero no. En esta etapa se percibe que comprar papel higiénico no es nada romántico, pero es una necesidad del día a día, o sea, se comprende que todo el glamour de la relación tiene que ser redescubierto. No se puede pretender que ambos sean perfectos. Ustedes tendrán que esforzarse para adaptarse uno al otro.
5 – Aprender renovar y cultivar
Si nosotros no nos volvemos nuevas y mejores personas cada día no habrá manera de mantener la relación. Todo lo que está estancado se echa a perder. No digo que todo matrimonio tenga que ser una montaña rusa llena de aventuras. Hasta la calma del día a día puede ser muy deseable si sabemos lidiar con esos momentos. Leer uno al lado del otro, intercambiar miradas, buscar un vaso de agua sin que sea solicitado, cosas simples pueden ser todo lo que una relación necesita para renovarse.
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