Cuando Dios le ordenó a Moisés que fuese hasta el faraón y le exigiese la liberación del pueblo hebreo, dejó bien en claro que Él mismo endurecería el corazón del líder egipcio para dejar ir al pueblo.
¿Pero con qué fin Dios hizo eso?
Porque cuanto mayor fuese la resistencia del faraón, mayor sería también la manifestación de las señales que Él haría en la tierra de Egipto. Cada vez que el faraón le decía que no a Moisés y aumentaba la carga del trabajo al pueblo de Dios, una plaga era derramada sobre lo egipcios y, así, grandes señales y maravillas del Dios de Israel pudieron ser vistas. Toda la Tierra puede conocer el Señor de los Ejércitos, el Dios Todopoderoso.
Y cuando finalmente hubo libertad para el pueblo de Israel, quedó claro que el Dios de Israel es Quien los había librado, y la gloria era exclusivamente de Él.
“Y Yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto Mis señales y Mis maravillas. Y Faraón no os oirá; mas Yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a Mis ejércitos, Mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios. Y sabrán los egipcios que Yo soy el Señor, cuando extienda Mi mano sobre Egipto, y saque a los hijos de Israel de en medio de ellos.” Éxodo 7:3-5
Todos esos acontecimientos servían para fortalecer la fe de Moisés, que al principio, había demostrado tener una fe tímida.
“Y Moisés respondió delante del Señor: He aquí, yo soy torpe de labios; ¿cómo, pues, me ha de oír Faraón?” Éxodo 6:30
Pero Dios animó a Moisés y designó a su hermano para ayudarlo en esa difícil tarea. Moisés podría haber regresado y desistido cuando se encontró con la resistencia del faraón. Pero no, él confiaba en el Dios que lo había enviado y, aun delante de lo que parecía imposible, él creyó y obedeció.
Allí Moisés reveló quien realmente era. La fe, que antes parecía tímida, se mostró intrépida e inamovible. Es en el momento de las luchas que conocemos a una persona, porque ella revela quien realmente es.
¿Qué Pedro usted ha sido?
Pedro reveló exactamente lo contrario de lo que decía ser. Mientras el Señor Jesús estaba haciendo maravillas en el medio del pueblo, curando, liberando, o sea, siendo honrado, Pedro afirmaba que estaba listo para ir hasta la muerte con Él.
Él, sin embargo, respondió: “Señor, dispuesto estoy a ir contigo no solo a la cárcel, sino también a la muerte.” Lucas 22:23
Sin embargo, ¿qué fue lo que hizo Pedro cuando los guardias arrestaron a Jesús? Huyó. Así como los demás discípulos que se acobardaron y se escondieron con miedo:
“Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron. Los que prendieron a Jesús Le llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde estaban reunidos los escribas y los ancianos. Mas Pedro Le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver el fin.” Mateo 26:56-58.
Es interesante que la Biblia deje bien en claro que Pedro Lo siguió de lejos, no en la intención de ayudarlo, sino para ver el fin. O sea, él solo quería ver pasivamente el Señor Jesús siendo juzgado, condenado y crucificado.
¿Qué sucedió con aquel Pedro intrépido que se golpeó en el pecho y afirmó que estaba listo para morir con Jesús?
Pero Jesús había intercedido con el Padre en favor de Pedro para que él no se perdiese (Lucas 22:32). Y por la misericordia de Dios él alcanzó el arrepentimiento y más tarde se transformo en uno de los mayores apóstoles, que inclusive, murió crucificado de cabeza hacia abajo, porque no se creyó digno de morir como el Señor (1 Pedro 1:1).
Y usted ¿qué Pedro ha sido delante de las luchas?
Recuerde: Dios dijo que Él mismo endurecería el corazón del faraón, y también afirmó que libraría a Su pueblo con mano fuerte, y lo mismo hará con usted.
¿El precio a pagar? Fe y obediencia.
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Colaboró: Pastor Adriano Mattos
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