Para los cristianos, la Pascua es la celebración de la resurrección de Jesús, y se conmemora entre el tercero y cuarto mes del año. En la misma época, los judíos conmemoran el Pésaj. Muchos piensan que la fiesta judía celebra el paso de los hebreos por el desierto rumbo a la Tierra Prometida. Sin embargo, el verdadero significado de la fecha es recordar el pasaje bíblico en que, en una de las 10 plagas infligidas contra Egipto, Dios envió un ángel que mataría a todos los primogénitos de Egipto. Para salvar la vida del hijo mayor, la familia debía marcar la puerta de su casa con la sangre de un cordero sacrificado.
Dios instruyó a Moisés a que cada familia hebrea sacrifique un cordero y use su sangre para marcar los umbrales de las puertas de sus casas. En los hogares marcados, el ángel ejecutor no entraría. De ahí la idea de “pasar” en el nombre de la fiesta para los judíos- la misma del inglés Passover: “pasar sobre”, dando el mensaje de “pasar de largo”, o Pésaj, en hebreo.
Dios ordenó que ese día se conmemore después de aquel año, para siempre (Éxodo 12:12-14).
Llegada la noche anunciada, la familia cenaría, comiendo la carne del cordero con panes ácimos (elaborados sin levadura) y hiervas amargas. La costumbre comenzó después del Pésaj. La Fiesta de los Panes, sí, es la celebración que conmemora la salida de Egipto hacia la libertad. Por ser muy cercanas las fechas, comenzaron a conmemorarse casi como una sola.
La levadura tiene una connotación de pecado, pero la ausencia de ella en el pan tiene un significado más práctico: la prisa. La fermentación de la masa requiere su tiempo, y Dios ya estaba preparando a los hebreos para la vida itinerante en el desierto, en la que el tiempo disponible para los quehaceres diarios sería algo raro, escaso. Una masa sin levadura no necesitaría el tiempo de la fermentación, y podría ser rápidamente asada.
Preparativos
Para la Pascua judía, los preparativos son muchos desde los tiempo bíblicos, cuando la fiesta, junto a la de los Panes ácimos, se volvió una gran celebración. Las personas vestían sus mejores ropas y se preparaban como si fuesen a salir de viaje. Las casas también eran bien arregladas, porque recibían muchos huéspedes. Los utensilios de cocina eran limpiados minuciosamente y se compraban nuevas piezas – hoy en día, algunas familias tienen platos y cubiertos especiales para esta fecha.
La levadura era excluida de la dieta de los días de la fiesta, y no debía haber ni un poco de ella en ninguna parte de la casa, después de una rigurosa inspección del jefe de familia. En la época del Antiguo Testamento, los carneros o cabritos se compraban y se llevaban al Templo de Salomón (como se realizaba antes en el Tabernáculo) para sacrificar, generalmente un animal para cada 10 o 12 personas. La grasa era quemada, la sangre ofrecida en el altar y las carcasas limpias eran colgadas. Las familias llevaban las partes del animal para asar en casa, con espeto hecho con madera de granado, para componer la escena pascual, llamada Séder, donde cada alimento sigue un simbolismo:
– En el centro de una bandeja especial, la Keará, son colocados tres panes ácimos, que representan los tres grupos de judíos: Cohanim (sacerdotes), Leviim (Levitas) e Israel (el pueblo general).
-El Zeroá, un hueso con carne de cordero o cabrito asada, simboliza el animal sacrificado, cuya sangre fue usada para marcar las casas (muchos judíos colocan una pata de pollo).
-El Betzá, un huevo cocido, es un recuerdo del sacrificio que se ofrecía en cada festividad. Un simbolismo importante: cuanto más se cocina un huevo, más duro se pone. Es una alusión al pueblo judío: cuanto más lo oprimen, más fuerte es. Ese es uno de los motivos de la presencia de huevos de chocolate hoy en día.
-El Maror, que puede ser cualquier verdura amarga. Representa el sufrimiento de los esclavos judíos.
-Jaróset, una mezcla de nueces, almendras, dátiles o pasas de uva, canela y vino, representa la masa de arcilla con la que los esclavos trabajaban en las construcción de las obras de los egipcios.
-Karpás, un apio humedecido en agua salada, recuerda el hisopo (Ezov) con el que los hebreos rociaban la sangre en sus casas.
-Jazéret, una porción más de Maror, es servida para ser ingerida con los panes.
– También se coloca en la mesa un recipiente con agua salada, en el que se humedecen las verduras , y una taza de vino para cada uno de los presentes.
-El principal objetivo de la fiesta, además de la adoración a Dios, es volver a conectar al pueblo judío cada año con su propia historia. Fue cerca de las festividades de Pésaj que ocurrió la muerte y la resurrección de Jesús, por eso la relación de las conmemoraciones judía y cristiana. Para los cristianos, la libertad también es la pauta: Jesús, resucitado, liberó a los que estaban en el poder del pecado, separados de Dios por el pecado original. En conclusión la celebración de la Pascua cristiana no tiene nada que ver con los conejos ni tampoco se limita a los huevos de chocolate, que se comercializan en esta época del año.
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