El obispo Edir Macedo destacó sobre el peligro del sentimentalismo. «La peor cosa para el ser humano es la inclinación hacia el corazón», alertó.
Sin embargo, lamentablemente, la mayoría de las personas han sido engañadas por el espíritu de la emoción. Él mencionó como ejemplo a las personas que se casan motivadas por una pasión y que después de casarse descubren que no era eso lo que querían.
Entienda la razón
La Biblia habla sobre la inclinación hacia la carne. Es como el que se inclina a los sentimientos del corazón, porque se inclina a la muerte: «… el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz», Romanos 8:6.
La fe es independiente de lo que siente o deja de sentir. Este es el error de muchas personas al hacer el Ayuno de Daniel, porque esperan sentir algo y, cuando eso no sucede, se sienten débiles y se desaniman.
Tal vez este sea su caso. Los primeros días usted se empeñó en las oraciones y en la meditación de la Palabra de Dios e incluso se sintió bien. No obstante, los días pasaban y, al no sentir más la misma disposición, la misma fuerza de los primeros días, se decepcionó y dejó que el desánimo lo domine.
Pero así no funciona. «En mi trabajo, en la divulgación del Evangelio, en la oración que hago, sea personal o por las personas, no siento nada. Oro de acuerdo con mi mente, con mi intelecto, porque Dios no acepta el sentimentalismo, las emociones. Dios es espíritu. Espíritu significa inteligencia, sabiduría, no corazón ni sentimentalismo», explicó el obispo.
¿Qué sucede cuando una persona es sentimental?
El obispo mencionó como ejemplo a Judas Iscariote, que era una persona sentimental y terminó traicionando a Jesús. Esto es lo que sucede cuando la persona es sentimental. Cuando el momento es propicio hace juramentos de amor. Sin embargo, delante de las tribulaciones, de las luchas y de las dificultades, se acobarda y cae.
La fe no depende del sentimiento, sino de la obediencia a la Palabra de Dios.
«Hágase un favor a sí mismo: salve su alma y no le dé crédito a lo que siente o deja de sentir», aconsejó el obispo.
Cuando la persona recibe al Espíritu de Dios, recibe al Espíritu de poder. Ella recibe condiciones y habilidades para enfrentar este mundo y vencerlo.
No espere sentir algo al ser bautizado en el Espíritu Santo
El obispo destacó que lo que puede suceder es que usted sea inundado de una paz y de un gozo, que es la alegría del Espíritu Santo. Una alegría permanente que no depende de las circunstancias. Aunque usted esté enfrentando el infierno, esa alegría no se va nunca, porque es el Espíritu de Dios dentro de usted.
Es importante recordar la promesa del Señor Jesús
«… y he aquí Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.» Mateo 28:20