Las mujeres de la Biblia nos sirven de ejemplo para nuestros días actuales. Débora, por ejemplo, era una jueza valiente, determinada y con coraje. Una mujer adelantada a su tiempo en todos los sentidos.
Osada, Débora se lanzaba en las batallas y creía que Dios le daría la victoria. (lea Jueces 4.4-16). ¿Qué podemos aprender de ella? Hoy, si no fuéramos osados, determinados y no tuviéramos coraje, seguramente seríamos arrastrados por este mundo en el que la competitividad profesional impera y los apetitos carnales afloran la imaginación de cualquier mortal simple.
Sin embargo, Débora no se dejaba llevar por el miedo o las situaciones amenazantes que siempre surgían en su camino. Ella sabía en Quién confiar, por eso, siempre se arriesgaba y vencía. Así como ella, a todo instante somos involucrados en situaciones, que muchas veces nos asustan. Vivimos escenas de angustia y aflicciones y no sabemos qué hacer. Tanto en el trabajo como en casa, existe alguien para que nuestra fe sea destruida.
¿Cómo cambiar eso?
La respuesta está en la fe, en recurrir al Dios al que Débora recurrió en el pasado, y que hoy es nuestro Dios. ¡Qué magnifico! Somos privilegiados, pues tenemos con nosotros, ahora y siempre, a Aquel que fue el Dios de todos los héroes de la fe en la antigüedad.
Sin embargo, como Débora no existe más entre nosotros, podemos ser la nueva María, Ana, Raquel, Marcia, en fin, mujeres que confían, mantienen la consciencia limpia de toda impureza y pecado y además son valientes. Valientes para guardar la fe. Luchar por sus objetivos, y su salvación por encima de todo. Cada una puede convertirse en una heroína de la fe en la actualidad, basta querer y practicar.
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