Melina Sosa: “No tenía condiciones para viajar. Mi mamá se había separado y no teníamos casa, nos quedamos sin nada.
Dormía muy poco, trabajaba hasta tarde y me pagaban mal. No encontraba fuerzas, me parecía que los problemas eran más grandes que yo.
Se presentó la oportunidad de ir al Templo de Salomón, pero no podía costearlo. Siempre supe que ir era una oportunidad única. Junté peso a peso, mi mamá me ayudó a pagar el viaje, pero después surgió otro problema, era menor de edad y no conocía a mi papá. Después de mucho esfuerzo lo encontramos, conocí a mi papá después de 16 años, él pudo firmar un día antes del viaje.
Fui con varios pedidos y antes de entrar al Templo, supe que Dios estaba conmigo. Y así fue, cuando volví me ofrecieron un buen trabajo. Gracias a Dios, nuestra situación económica cambió completamente. El sacrificio que hice para viajar, valió la pena”.
Si usted quiere viajar al Templo de Salomón y desea más información, acérquese a la Universal más cercana a su domicilio.
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