El primer paso es identificar qué historia estás contando sobre vos mismo. Podés hacerte las siguientes preguntas para saberlo:
– ¿Qué frases repetís cuando algo no sale bien?
– ¿Qué excusas aparecen cuando evitás tomar una actitud?
– ¿Qué parte de tu pasado usás como una justificativa para no avanzar?
Por ejemplo: “No estudié, por eso no puedo conseguir un buen trabajo”.
La fe es el motor de transformación
- La fe no es solo un consuelo, es una fuerza activa. Cuando alguien dice: “No puedo”, Dios Responde: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, Filipenses 4:13.
- Cuando alguien siente que su historia lo condena, Dios Afirma: “… las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas”, 2 Corintios 5:17.
Cuestionar la creencia
- Preguntate con honestidad:
– ¿Esto es 100 % cierto?
– ¿Conozco a alguien que haya logrado lo que yo quiero, a pesar de tener una historia similar?
– ¿Qué parte de esta creencia me está protegiendo del miedo o de la incomodidad?
Por ejemplo: “¿Realmente todos los que tienen éxito tienen títulos universitarios o hay otros caminos?”.
Reemplazar la narrativa con verdad espiritual
La fe inteligente que impulsa a avanzar
– Identidad renovada: Ya no soy aquello que me pasó; ahora soy un hijo de Dios, un heredero de Sus Promesas.
– Propósito Eterno: Mi vida tiene sentido más allá de mis circunstancias. Estoy llamado a impactar.
– Confianza sobrenatural: Aunque no vea el camino, sé que Él lo está trazando.
Repetición y acción
- La mente necesita repetición para integrar nuevas creencias, pero no es suficiente con decirlo, es necesario hacer lo que nos corresponde.
– Repetí tu nueva narrativa cada día.
– Tomá decisiones alineadas con esa nueva visión.
– Celebrá cada pequeño avance.
Ejemplo: Si tu nueva narrativa es: “Estoy aprendiendo cada día”, anotate en un curso, leé el libro ¿Como vencer las guerras por la fe?, pedile ayuda a un Pastor. Todo eso reforzará tu nueva identidad.
Rodeate de casos verídicos de superación
- Las narrativas también se alimentan del entorno. Si estás rodeado de personas que se quejan, se victimizan y no creen en el cambio, es más difícil avanzar.
– Buscá referentes que te inspiren.
– Hablá con personas que lograron cambiar.
– Alejate de los discursos que te atan al pasado.
La fe no niega el dolor, lo redime
- No se trata de ignorar el sufrimiento, sino de no entregarse a ello.
- Dios no solo consuela, sino que Libera y Transforma.
- Lo que fue una herida, puede ser un gran testimonio.
- Lo que fue escasez, puede ser plataforma de prosperidad.
Cambiar la narrativa no es negar el dolor, sino decidir que este no tendrá la última palabra.
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!
Obispo Julio Freitas
LEÉ TAMBIÉN:
– ¿Cómo combatir los pensamientos negativos contra uno mismo?
– Vencé los pensamientos negativos
– Vencé los prejuicios sobre vos mismo
– 6 consejos prácticos para Potencializar tu mente