Se estima que hay más de 2 mil millones de cristianos en todo el mundo. Sin embargo, las estadísticas agrupan a todas las personas que se autodenominan “cristianas” cuando, en la realidad, solamente un reducido porcentaje es el que vive de acuerdo con la Palabra de Dios.
Una pequeña fracción de la multitud
Cierta vez, Dios le ordenó a Gedeón a formar un ejército para que, a través de un enfrentamiento con los madianitas, Israel fuera libre de la opresión enemiga (Jueces 6). Se juntaron 32 mil hombres en total. Sin embargo, entre ellos había miedosos y tímidos, por esta razón, Dios pidió que ellos salieran de la tropa y volvieran a sus casas.
Aun así, el Señor no se conformó con los 10 mil restantes, porque era evidente que gran parte de ellos no tenían una buena intención. Fue así como, por medio de una prueba, Dios separó a los 300 hombres que se mantuvieron en estado de alerta, de los 9.700 que bajaron la guardia. En resumen, menos del 1 % del total fue elegido por Dios.
El peligro de las distracciones
Los 10 mil hombres perdieron su oportunidad de ir a la batalla por un descuido, y eso también les sucede a muchos “cristianos” en estos días, se distraen por cosas insignificantes y terminan perdiendo la oportunidad de ser salvos.
“No estáis limitado por nosotros, sino que estáis limitados en vuestros sentimientos.” 2 Corintios 6:12 (LBLA)
Muchas personas frecuentan la Iglesia, pero no perciben la guerra espiritual que existe. Debido a eso, pierden el tiempo con poquedades, actúan bajo sus impulsos emocionales y tienden a victimizarse cuando sufren algún tipo de injusticia. En cambio, los verdaderos cristianos no se distraen con tonterías porque están enfocados en obedecer la Palabra de Dios.
¡Concéntrese en lo que vale la pena!
Si usted se considera un seguidor fiel del Señor Jesús, debe entender que hay un ejército maligno queriendo distraerlo para robar su Salvación.
En la actualidad, hay muchas cosas que están entreteniendo a las personas para que se olviden de la fe y muchos no se están dando cuenta de eso. Por ejemplo: algunas aplicaciones del Smartphone que no aportan nada bueno, determinados movimientos sociales, entre otras cosas.
Haga una reflexión y analice si usted realmente ha sido un verdadero cristiano o solo un mero frecuentador de la Iglesia.