“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.”, (Juan 4:23).
Cómo adorar a Quien no se conoce. Primero tendría que conocerlo para poder adorarlo. Y por ser Espíritu, la única manera de hacerlo es expresar una extrema necesidad:
“y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.”, (Jeremías 29:13).
El Espíritu de Dios viene y le revela al Señor Jesucristo a los interesados. La práctica religiosa, no es suficiente para conocer y adorar al Dios Espíritu.
Hay que buscar al Dios desconocido de todo corazón, con todas las fuerzas, de todo el entendimiento y con toda el alma. Cualquier lugar en el que haya clima para doblar las rodillas e invocar a Dios sin interrupciones, es suficiente para recibir Su visita.
No tenemos ninguna condición de estar delante de Dios. Como materia limitada a nuestro mundo, solo Él puede llegar a nosotros y revelarse. Pero para que eso sea posible, debemos expresar un profundo deseo de conocerlo.
El Señor Jesús enseña a los interesados el camino al trono de Su Padre:
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.”, (Mateo 5:6).
Como la esencia de Dios es la justicia, solo los hambrientos de esta están en condiciones de ser visitados por el Espíritu de Dios para ser presentados al Señor Jesucristo, el Dios vivo.
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