A veces en la vida usted se va a sentir complicado y confundido. Nada más va a tener sentido para usted. Quizás haya tomado un camino del cual se arrepintió, pero ahora parece demasiado tarde. El estrago está hecho. Las cosas que más quiere que estén bien, están muy mal. Las personas no le entienden. Ni usted se entiende. ¿Qué hacer?
¿Se acuerda de las clases de matemática?
Era muy común que comencemos a resolver un problema, una ecuación, o incluso una simple cuentita de sumar, dividir o multiplicar, y que llegáramos a un punto en el que todo se complica. Ya no sabíamos qué era qué. Comenzaba a salir humo de la cabeza y daban unas ganas de gritar y de maldecir al profesor que nos había dado esa tarea. ¿Lo recordó? Muy bien.
¿Cuál era el consejo del profesor en esos casos? “Vuelve atrás, hasta el punto donde estás seguro de que está correcto, y continúa desde ahí.”
Este consejo también se aplica a las ecuaciones y a los problemas de la vida. Cuando estamos complicados y no sabemos más qué es qué, lo mejor es volver atrás y retomar el camino a partir de donde estábamos yendo bien.
. ¿Cómo actuaba usted cuando su matrimonio estaba bien?
. ¿Qué hacía cuando estaba yendo muy bien en el trabajo o en la escuela?
. ¿Cuáles eran sus hábitos cuando estaba fuerte espiritualmente?
. ¿Cuáles eran sus hábitos cuando estaba bien como soltera antes de comenzar ese noviazgo que le ha traído más dolor que amor?
. ¿Cuál era su rutina alimentaria y física cuando tenía 10 kilos menos?
Si usted está mal ahora, acuérdese cuando ya estuvo mejor. Vuelva allá. Acuérdese de cuando las cosas estaban bien e identifique el punto en el que el tren se descarriló. Retome aquellas actitudes anteriores al desastre. Comience de nuevo.
No se desespere ni maldiga a nadie. Esta ecuación aún puede ser resuelta y puede terminar bien. Así como la matemática, la vida tiene sus trucos. Quizás sea hora de aprenderlos.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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