“Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría. Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno. Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios, y se han puesto el de la nueva naturaleza, que se va renovando en conocimiento a imagen de su Creador.” Colosenses 3:5,8-10
La única manera de que una persona tenga la naturaleza Divina, es decir, reciba el Espíritu Santo, es hacer morir la naturaleza humana.
A veces, la persona ora, ayuna, hace propósitos, todo para que el Señor haga una obra en su interior, a fin de recibir el Espíritu Santo, cuando, en realidad, es ella quien tiene que hacer morir su vieja naturaleza.
¡Entonces viene el Espíritu Santo para transformarla en la imagen de Aquel que la creó!