La violencia es un comportamiento deliberado que provoca daños físicos o psicológicos a otras personas. Desde tiempos remotos, la violencia fue asociada a la idea de poder, lo cual permite que la voluntad de uno se imponga sobre la de otro.
Hoy, es común que escuchemos noticias como: “La madre dijo que además de meterla en el lavarropas, su marido le dio una golpiza a la beba” o “Buscan a un hombre que quiso prender fuego a su mujer e hija”.
Como sociedad civilizada deberíamos tener ya desterrada la violencia, pero sigue actuando entre nosotros como si fuera el único medio por el cual unos pocos, “los violentos”, hacen oír su voz, mientras “los agredidos” han de seguir aguantando.
Las causas de la violencia son el alcoholismo, la ignorancia de no conocer otra forma mejor para resolver situaciones, las huelgas, la falta de control ante los impulsos, la falta de comprensión en la pareja, la drogadicción, etc. Se originan en la falta de consideración hacia la sociedad en que vivimos. Debemos tomar conciencia de que la violencia no es la mejor forma de alcanzar las metas.
Las consecuencias directas son los riesgos a los que exponemos la salud, ya sean por golpes, cortes, fracturas, discapacidad crónica o problemas de salud mental, depresión, ansiedad, insomnio y aislamiento. Se puede llegar al homicidio intencional, causado por parejas anteriores, o al suicidio como último recurso para escapar de la violencia.
Este es un fenómeno social muy peligroso, provoca efectos devastadores en el seno de la familia y de la sociedad. Debemos trabajar para reducir la violencia mediante la educación para proporcionar valores, creencias y actitudes frente a la vida.
El primer paso es saber cómo controlarnos, manejar nuestros impulsos. Así nuestra sociedad irá en un incremento de paz. Debemos aprender a respetar más al otro, ser protagonistas, aceptar el error como incentivo para la búsqueda de otras alternativas y superar las dificultades que se presenten.
Hay organismos de gobierno y organizaciones civiles que prestan asistencia en estos casos a los cuales conviene acudir inmediatamente. A saber: En CABA la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema al tel: 4123-4510; en provincia de Buenos Aires al tel.: 911; en las provincias, en las comisarías o al Instituto de la Mujer; al Centro de Atención a Víctimas del Delito; en Juzgados con competencia en Familia o Menores; en Unidades Judiciales y Juzgados de paz.
Tenga presente que nuestra legislación defiende a todos los que sufren maltrato físico o psíquico y que con la denuncia un juez debe ordenar medidas que protejan a los que sufren de violencia.
[related_posts limit=”9″]