¿De qué manera debe ir usted a la Iglesia el día de su encuentro con el Altar?
El domingo por ejemplo, será el día del encuentro mayor, el día de su victoria total. Por eso, cuando usted pase por la puerta de entrada de su Iglesia y mire hacia el Altar, no lo vea como lo ve normalmente una persona incrédula, como un escenario de presentaciones hecho de granito, cemento o madera, sino véalo como Dios, por más simple o sofisticado que sea, pues el Altar Lo representa. Véalo esperando ansiosamente su llegada, así como el novio espera a la novia el día de su casamiento.
Cuando usted suba al Altar, con su vida en las manos expresada en el sacrificio, Dios estará allá con una nueva vida también en las Manos expresada en la liberación, en la cura, en el bautismo con el Espíritu Santo, en la transformación de su familia, en fin, con su victoria para entregársela. Usted subirá con la vida vieja y descenderá con una vida nueva.
Ese encuentro se dio en el Moriah. Dios estaba allá en aquel Altar y entregó la victoria en las manos de Abraham: de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. Génesis 22:17
Por eso, el Espíritu Santo nos orienta a estar enfocados y concentrados en ese encuentro maravilloso, que nos proporcionará una nueva vida en todos los sentidos. Él dice cómo debemos aproximarnos al Altar:
… acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque Fiel es Quien prometió. Hebreos 10:22-23
Esa tiene que ser su visión al llegar a su Iglesia el día del encuentro con el Altar.
¡Dios los bendiga!
Colaboró: Obispo Sérgio Correia