“¿Por qué, pues, no obedeciste la voz del Señor, sino que te lanzaste sobre el botín e hiciste lo malo ante los ojos del Señor?” 1 Samuel 15.19
El siervo malvado, además de no escuchar atentamente la Voz del Señor su Dios, tiene un espíritu egoísta y de avaricia, acepta todo lo que el mundo le ofrece y se olvida de todas las Ordenanzas de la Ley para no tocar ni desear cosas injustas de los incrédulos.