“Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo. “ Lucas 21:10-11
Esas fueron las palabras del Propio Señor Jesús, al explicar cómo el hombre reconocería el Fin de los Tiempos. De acuerdo con Él, esas señales le mostrarán a la humanidad cuándo llegará la hora del Juicio.
Ya hace algunas décadas que podemos ver a naciones contra naciones y la cada vez más preocupante situación en la que el mundo se encuentra. Bajo las amenazas de países como Corea del Norte y Estados Unidos de América (EE. UU.), el mundo se ve ante el peligro de una guerra nuclear que puede devastar a la mayor parte de la población.
Las grandes catástrofes están cada vez más presentes. Recientemente un huracán destruyó parte de EE. UU. El 19 de septiembre le tocó a México sufrir un desastre natural: fue un gran terremoto.
El temblor de la tierra registrado en México el martes fue clasificado con un nivel de 7,1 en la escala Richter (considerando que la escala varía entre 2 o menos, hasta 10). Como resultado, el terremoto no solo destruyó decenas de edificios, sino que también le quitó la vida a centenas de personas. Hasta el cierre de esta nota, las autoridades mexicanas confirmaban 216 muertos, de los cuales al menos 35 eran niños.
¿Y si hubiera sido usted?
Es imposible prever el momento de la muerte física. Las centenas de personas víctimas del terremoto mexicano tuvieron un final abrupto. Lo mismo ocurre diariamente en diversas situaciones, como en el tránsito, cuando aparecen males repentinos de salud y en accidentes en general. Y, si esto sucede, ¿estaría preparado?
Esta es la pregunta que el obispo Clodomir Santos presenta: “Todo el mundo se prepara para todo. Para casarse, comprometerse, ponerse de novio, pasear, salir a almorzar, a cenar, irse de vacaciones, viajar… pero ¿usted está preparado para cuando llegue su hora?”
Las señales del Fin de los Tiempos se muestran en todo momento al igual que el fallecimiento a diario de centenas de personas, y muchas de ellas no están preparadas espiritualmente para eso.
“Después de la muerte vendrá el Juicio. Usted, ¿ya se detuvo a evaluar, a pensar en la condición de su alma? Las señales están allí, las señales de la venida del Señor Jesús y del fin.”
Es necesario entender cuanto antes que el fin de la vida física está cerca y es imprevisible, pero no es el fin de la vida espiritual. Son las actitudes tomadas aquí las que definirán dónde estará cada uno por toda la eternidad.
“¿Cuál es la condición de su alma? ¿Cree usted en la Salvación de ella?”, pregunta el obispo. “Porque el alma tiene un destino. O el Cielo o el Infierno. Y hay quien piensa que podrá decidir en el momento, pero ¿cuántas personas hay que murieron y van muriendo y ni se dan cuenta? Entonces, considérelo.”
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