En algún lugar, en este momento, hay alguien quejándose de lo rápido que el tiempo pasa.
La vida moderna volvió frenético el ritmo diario. Ni llegamos a despertar y ya estamos de nuevo en la cama, porque el día terminó. Comenzamos la semana llenos de planes y, de repente, ya es viernes y no logramos realizar muchas cosas que planeamos.
La verdad es que, por más actividades que debamos hacer, eso no nos dará horas ni días extras para que las podamos ejecutar.
Por lo tanto, ¿por qué quejarse de que no hay tiempo, de que pasa muy rápido y creer que la solución sería que el día tuviera 30 horas?
No se queje, aprovéchelo
En vez de quejarse de que el tiempo pasa muy rápido, la orientación que el Espíritu Santo da es que aprovechemos el tiempo.
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” (Efesios 5:15-16)
Aprovechar no es obtener horas extras en el día, sino utilizarlas de manera inteligente. Es no perder el tiempo y saber aprovecharlo con sabiduría.
Porque, si Dios dijo que “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” Eclesiastés (3:1), el problema no es que el día solo tenga 24 horas, sino que, probablemente, se utilizan incorrectamente y las cosas más importantes se descuidan.
Vigile: tal vez no le quede tiempo
Cuando, incluso en medio de tantos compromisos, su prioridad es mantener la llama de la fe siempre encendida, usted revela que lo más importante es su Salvación.
El Señor Jesús contó una parábola sobre “diez vírgenes”, que esperaban la llegada del novio. Cinco de ellas eran prudentes, pero, las otras cinco, eran insensatas (Lea Mateo 25:1-13). Todas tenían lámparas, pero solo las prudentes llevaron consigo el aceite que las mantenía encendidas.
Como el novio demoró en llegar, todas se durmieron. De repente, se anunció su llegada. Sin embargo, solo las que tenían aceite, y consecuentemente sus lámparas encendidas, pudieron ir al encuentro del novio.
El Mesías finalizó la parábola y advirtió:
“Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.” Mateo 25:13
En sus comentarios de fe, el obispo Macedo destaca que esta parábola es una advertencia sobre la necesidad de mantenernos atentos y de estar preparados para el regreso del Señor Jesús.
Las prudentes tuvieron condiciones de encontrar al Novio (que representa al propio Señor Jesús), porque llevaron consigo el Aceite (que es el Espíritu Santo). Es decir, la llama de la fe y de la comunión con Dios siempre estuvieron encendidas. Exactamente, lo que las imprudentes no tenían.
El obispo aclara que las imprudentes, hoy, las representan las personas que están en la iglesia, se bautizaron en las aguas, devuelven sus primicias, dan sus ofrendas, evangelizan, pero no priorizan el Espíritu Santo en sus propias vidas. Por ese motivo, escucharán del Señor la terrible declaración: “De cierto os digo, que no os conozco” (Mateo 25:12), concluyó.
Prepárese para ese gran encuentro, cuide su Salvación y su constante comunión con Él.
Evalúe en qué ha “perdido” tiempo y qué ha priorizado en su vida. ¿Usted no ha asumido más responsabilidades de las que puede por el momento? ¿Por esa gran demanda, no ha descuidado lo más importante como su fe y su comunión con Dios, a usted mismo y a su familia?
Todos los domingos, en la Universal, se realiza la reunión del Encuentro con Dios, para todos los que priorizan y desean tener una verdadera experiencia con el Altísimo.
Participe a las 7 h, 9:30 h, 15 h y 18 h en el Templo de la Fe, ubicado en Av. Corrientes 4070, Almagro, o en la Universal más cercana a usted. Encuentre las direcciones aquí.