En el Getsemaní, el Señor Jesús nos mostró qué hacer para que exista un “antes” y un “después” en nuestra historia. Allí vivió el peor momento de Su Mente, Su Alma y Su Cuerpo: extremo dolor espiritual, emocional y físico. Fue un momento de profunda angustia, separación del Padre, falta de apoyo espiritual de los discípulos; y fue traicionado, al punto de ser arrestado, acusado injustamente, maltratado física y verbalmente, torturado, burlado y humillado.
Todo eso lo sufrió anticipadamente, porque sabía en detalle lo que vendría: finalmente sería crucificado como un maldito.
Aun así, no huyó ni rechazó la “copa” que representaba Su sacrificio en la Cruz:
“… Padre, si es Tu Voluntad, aparta de Mí esta copa; pero no se haga Mi Voluntad, sino la Tuya”. Lucas 22:42
Y otra vez oró:
«Apartándose de nuevo, oró por segunda vez, Diciendo: Padre Mío, si esta no puede pasar sin que Yo la beba, hágase Tu Voluntad«. Mateo 26:42
“Esta no puede pasar” para nosotros significa: esta Hoguera Santa no puede terminar sin que vayamos al Altar.
Así como Jesús no tenía otra salida que beber la copa para salvarnos, tampoco la hay para quienes desean una vida nueva: liberación de los pensamientos que atormentan, cura del alma, certeza de Salvación y un cuerpo como templo del Espíritu Santo.
Hay que ir al Altar y entregarse voluntaria y totalmente en las Manos de Dios.
El Getsemaní y el Altar
- El Getsemaní fue donde Jesús entregó Su Voluntad al Padre.
- El Altar hoy es ese lugar para nosotros: donde entregamos nuestra voluntad para que la Voluntad de Dios se cumpla.
Hoy en día, las personas están:
- Con la mente llena de pensamientos negativos sobre sí mismas: pensamientos sucios, de muerte, de vergüenza, de resignación y de tristeza.
- Con el alma gritando y pidiendo ayuda por traumas, abusos, injusticias, odio, rechazo y rencor.
- Con el cuerpo exhausto, afectado por los vicios, las enfermedades, los insultos, la violencia, la obscenidad y las adicciones; cansado de vivir, de luchar y de ser vencido por los problemas.
Y el Espíritu Santo Dice:
«Esta Hoguera Santa no puede pasar sin que vayas al Altar».
No es solo participar de una Reunión, Vigilia o Campaña, agarrar una tarjeta o cumplir un ritual.
Es ir al Altar con la misma intención con la que Jesús fue al Getsemaní:
«Padre, si esta situación no puede pasar sin que Yo beba de Tu Copa, Hágase Tu Voluntad en Mi vida de una vez por todas».
Tenés que decirte a vos mismo, en oración:
«Esta Hoguera Santa no puede terminar sin que yo vaya al Altar, para que Dios haga Su Voluntad en mi vida».
Esto es hermoso y muy serio a la vez. Es decir:
- “Si tengo que renunciar a algo, a alguien o a todo, ¡heme aquí!”.
- “Si tengo que perdonar, ¡heme aquí!”.
- “Si tengo que abandonar los pecados ocultos, ¡heme aquí!”.
- “Si tengo que enfrentar miedos y traumas, ¡heme aquí!”.
- “Si voy a perder amigos, estatus o cosas, ¡heme aquí!”.
“Voy al Altar, Señor. No quiero perder Tu Voluntad en mí«.
¡Vos podés! No dejes de participar:
- del Día del Señor – Domingo por la mañana, en la Universal de tu Barrio.
- del Día del Alma – Miércoles, en la Universal más cercana.
- de la Vigilia “Tu Voluntad” – Viernes, en la Universal más cercana.
- de la desintoxicación audiovisual – Ayuno de Daniel de 3 semanas, del 10 al 31 de Diciembre.
- de la Vigilia de Año Nuevo – Miércoles, 31 de Diciembre, «Que el Señor vaya adelante».
¡Nos vemos en breve, en la IURD o en las Nubes!
Obispo Julio Freitas
