Por medio de relatos bíblicos y hallazgos arqueológicos, los científicos descubrieron más sobre el origen y las costumbres de aquel intrigante pueblo del Antiguo Testamento
Aún con más datos encontrados en los siglos más recientes, el origen de los filisteos aun es objeto de controversias entre los estudiosos. Muy citados en el Antiguo Testamento, estuvieron presentes en pasajes importantes de la Biblia, como las constantes guerras con los hebreos, entrelazados en historias como la de Abraham, Sansón y David, influenciando la cultura de Israel, pero desapareciendo con el tiempo, alrededor del siglo 7 antes de Cristo (a.C.) Informaciones más precisas y relativamente recientes llevan a pensar que son oriundos de la griega Creta.
Las primeras referencias a los filisteos ya aparecen en Génesis, cuando Abraham y sus descendientes se quedaron algún tiempo en sus tierras. El enciclopedista francés Augustin Calmet (1672-1757), profundo conocedor de la Biblia y de la historia Greco-romana, condujo estudios que incluyeron una versión de la Biblia en griego del siglo 2 a.C., hecha en Alexandria, Egipto, que se refería al misterioso pueblo como integrante de la nación de los cretenses. En documentos bizantinos del siglo 6, Gaza, uno de los mayores centros filisteos, era llamado Minoa – en honra al rey Minos, de Creta.
Los estudios de Calmet fueron convalidados más de un siglo después. Cuando de la famosa expedición de Napoleón Bonaparte a Egipto, en 1798, fue llevada a Europa la famosa Piedra de la Roseta (ilustración), que Jean-François Champollion usó para descifrar los jeroglíficos. También en Egipto, al sur del país, los expedicionarios franceses encontraron dibujos y jeroglíficos en la pared del templo de Medinet Habu que mostraban guerreros con casquetes luchando contra los egipcios. En 1829, el propio Champollion estuvo en el templo y, traduciendo las inscripciones, concluyó que narraban la victoria de Ramsés III contra la invasión de los llamados Pueblos del Mar, provenientes del Egeo, de los cuales gran parte eran filisteos, cerca al siglo 12 a.C. La palabra “filisteo” figuraba destacada en las inscripciones.
En Canaán
Era común que los pueblos vencidos en la guerra, prestasen servicios a los victoriosos. Como mercenarios sirviendo a Ramsés III, los filisteos fueron enviados a Canaán, protección del área de dominio egipcio en aquel entonces, y terminaron colonizándola llevando a sus familias. Con el decline del Egipto, heredaron la región, posteriormente conocida por algunos como Filistea.
Los combates con los vecinos hebreos eran constantes. En una gran batalla contra los filisteos en los tiempos de David (foto), Jonatán murió y Saúl se suicidó. Los enemigos de los hebreos también conquistaron el valle de Jezreel. La historia de Sansón, está íntimamente unida a la de aquel pueblo. Hirió a cerca de 1000 hombres con una quijada de un asno (Jueces 15:15-17). Se casó con una filistea (foto de “Sansón y Dalila”, miniserie de TV Record) y siempre se involucraba con mujeres de ese pueblo, antes y después del casamiento. Dalila, al servicio de los filisteos, lo sedujo y descubrió el secreto de su notoria fuerza física, entregándolo a los enemigos. Fue en un templo filisteo erigido al dios Dagón que Sansón, entre dos columnas, las derrumbó y derrumbó el templo.
El apogeo
Las ciudades de los filisteos evidenciaban el gran poderío económico y militar de aquel pueblo. Basaban su administración en una pentápolis (área que comprende cinco ciudades):Ascalón, Gaza, Asdod, Gat y Ecrón. El trabajo de los arqueólogos derribó el estereotipo de que eran un pueblo bárbaro e incivilizado. Fueron encontrados indicios de ciudades bien organizadas, fuertes, con eficientes murallas y áreas comerciales, industriales y residenciales separadas. La imponente arquitectura muestra influencias egipcias y griegas.
Cabe destacar que la construcción local fue influenciada por los Pueblos del Mar, con la utilización de grandes bloques esculpidos en piedra, en lugar de lo que solían utilizar en los alrededores: rocas irregulares y brutas y ladrillos de arcilla. También exhibían el dominio del arte de la metalurgia con gran destreza. Su cerámica era sofisticada, con utensilios ricos en relieves decorativos, en lugar de los jarrones de barro crudo hechos anteriormente por los israelitas, que perfeccionaron la actividad de la alfarería con la influencia indirecta de sus vecinos.
Dominaban con maestría la construcción naval, que innovaron con el uso de velas móviles y anclas de piedra y madera, además del cesto de gavia (soporte donde un vigía permanecía en lo alto de un mástil para mejor visualización del mar).
Eran famosos por los óptimos vinos y por el aceite de oliva de incontrastable calidad, con amplias instalaciones para los lagares y stoks. Hablando de alimento, comían carne de cerdo, algo impensable por los hebreos, que veían al animal como impuro.
En lo que respecta a la religión, eran básicamente politeístas, venerando falsos dioses como Dagón, Astarot y Baal (con la variación del nombre Baal-Zebub, que originó Belzebú, nombre atribuido a un demonio en varias culturas).Cuando vencieron a los hebreos y capturaron el Arca de la Alianza (ilustración), la llevaron y la depositaron en un templo de Dagón en Asdod, cuya estatua cayó dos veces, además de las enfermedades que infectaron al pueblo. Los filisteos devolvieron el Arca y nunca más la quisieron como trofeo (1 Samuel 5).
Los filisteos no practicaban la circuncisión, hecho que distinguía a los hebreos, por eso es que constantemente se los llama peyorativamente “incircuncisos”. En otro pasaje bíblico, en 1 Samuel 18, Saúl, con celos por la popularidad de David, le pide al pastor guerrero, como dote para casarse con su hija Mical, que le traiga 100 prepucios de los filisteos, para que en una peligrosa misión como aquella, el joven muriera. David no sólo llevó lo que le fue pedido (foto) sino que recibe a Mical como esposa, con el disgusto del monarca.
Goliat, el inicio de la caída
Desde la época que el Arca de la Alianza fue llevada por los descendientes de los Pueblos del Mar para Asdod, los hebreos eran obligados a tragarse derrotas constantes. Los desplantes para humillar a Israel eran constantes. Uno de los más famosos filisteos fue el guerrero Goliat, temido no sólo por su destreza, sino también por sus proporciones físicas lo que le valió el apodo “gigante”. Todos los días, en el campo de batalla del Valle de Elá, se burlaba de los judíos, desafiándolos. Hasta que un día un pequeño pastor de ovejas, hijo de Isaí, fue a llevarles comida a sus hermanos al frente de batalla, y al resto de la historia todos la conocen bien – de todas formas, vale una miradita al siguiente video:
En cautiverio en Babilonia
Aun con el cambio en el juego de poder, los filisteos volvieron a tener poder y prestigio. Pero, alrededor del 812 a.C., ellos y sus históricos enemigos hebreos tuvieron un destino, irónicamente, compartido. Babilonia venció a Israel y destruyó Jerusalén. El rey babilónico Nabucodonosor se dedicó después a destruir a los filisteos, ya que no soportaba que alguien enfrentara su poder. Destruyó sus ciudades e hizo de los sobrevivientes prisioneros. En los días de hoy, excavaciones arqueológicas dan testimonio del escenario de devastación que causó el fin de aquellas antes imponentes civilizaciones, como Ascalón y Ecron, para citar algunas. Nabucodonosor esclavizó a ambos pueblos y los llevó a Babilonia, donde sirvieron con trabajos forzados durante muchos años.
Cuando el Imperio Babilónico cayó por las manos de los persas, los esclavos liberados volvieron a sus tierras, repoblándolas, como sucedió con los israelitas. Excepto los filisteos, que fueron asimilados por la cultura babilónica durante el cautiverio. Sus antiguas ciudades fueron ocupadas por otros pueblos.
Ampliamente presentes en el Antiguo Testamento, uno de los pueblos más poderosos de los tiempos bíblicos, participó en la Historia de una manera completamente cerrada, no quedando nada de ellos más allá de los relatos bíblicos y de los hallazgos arqueológicos que muestran, más que nada, destrucción. Así como sucedía antes de su origen, el modo exacto de cómo fue su fin en suelo babilónico es un gran misterio.