Historias alegres, tristes, difíciles y esperanzadoras
¿Qué significa ser la mejor mamá? ¿Cómo ser madre cuando no estaba planeado? ¿Cómo poner un límite si no está de moda? ¿Cómo darle a un hijo cuando no quiere recibir ayuda o no sabe valorar lo que recibe?
“Mamá” es una gran palabra, y los ejemplos, incontables. Junto a la violencia de los tiempos modernos, muchos hijos se volvieron fríos en relación con el compromiso, el respeto y el cariño entregado incondicionalmente por su madre. Al mismo tiempo, el trabajo y el deseo de “hacer feliz a quien trajo al mundo” la obligan a redoblar esfuerzos, tenga la energía o no.
Los números también hablan
Una radiografía nacional, según el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), muestra que 4 de cada 10 madres viven en situación de pobreza, que el 23 % se convirtió en madre siendo adolescente y que el 39 % tiene el secundario incompleto o menos.
El 60 % de las mujeres que fueron madres en la adolescencia y el 55 % de las madres de 3 o más hijos/as de hasta 17 años interrumpieron su trayectoria escolar antes de finalizar la secundaria. En contraste, más de la mitad de las mujeres que fueron madres después de cumplidos los 30 años accedieron a estudios de nivel superior.
Madres que inspiran
“Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada; también su marido, y la alaba diciendo: ‘Muchas mujeres han obrado con nobleza, pero tú las superas a todas.’” Proverbios 31:28-29
Al recurrir a las Escrituras Sagradas está la referencia que más se necesita en la actualidad. En Proverbios quedó registrado que los hijos y el marido la valoran por su manera de actuar y de construir.
La mujer virtuosa no solo es trabajadora, sino que es reconocida como mujer de valor y perseverancia.
Las mamás escuchan tanto las primeras palabras como la rebeldía. Ven los primeros pasos, como también los malos y los buenos pasos. Reciben tanto gratitud como desprecio por no pertenecer a la misma época o no conocer lo que se usa…
Muchos buscan el regalo material, pero lo que un hijo entrega, lo que un hijo da, hace sonreír el interior de su madre. Por eso, este domingo, dedícale algo que no tiene precio ni comparación: una oración delante del Altar del Dios que permitió que ella fuera madre y vos, su hijo.
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