Usted, ¿se ha detenido a pensar cuánto tiempo pasa con la cabeza baja revisando en el celular sus redes sociales (WhatsApp, Facebook, Twitter, Instagram…)? ¿Y haciendo zapping en los canales de televisión? En internet, a menudo, algunas decenas de páginas están abiertas al mismo tiempo y usted no puede leerlas a todas juntas. Periódicos, revistas, folletos, radio. Todo compite por su atención desde el momento en el que abre los ojos cuando despierta, hasta el momento en que los cierra al dormir. Es un constante bombardeo de información visual y auditiva.
Estudios ya revelaron que, por ejemplo, una edición de domingo de un periódico como el The New York Times puede contener más información que una persona recibía a lo largo de toda su vida en el siglo 17. Pero, luego usted piensa, ¿esto,qué puede tener de malo? Aparentemente nada, pero siempre debemos tener en mente que toda la información que entra por nuestros ojos y oídos ocupará un espacio en nuestra cabeza y consumirá energía mental.
Ahora, evalúe este caudal en cuestión de calidad. ¿Todo lo que ingresa siempre es bueno y útil? Claro que no. Esta es la reflexión que el obispo Renato Cardoso nos lleva a hacer para dejar en claro el propósito del Ayuno de Daniel, que ha comenzado este domingo 20 de septiembre último. “Si entiende el objetivo de este ayuno, usted ya sabe lo que debe y no debe hacer”, explica el obispo.
Nosotros somos el resultado de lo que permitimos que ingrese a nuestra mente. Es un ciclo: lo que entra a su mente (ya sea a través de los ojos u oídos) formará sus pensamientos, que son la base de sus decisiones, que motivarán a sus actitudes y, cada actitud, genera consecuencias.
Es por esta razón que Dios siempre habla en la mente del ser humano, y no en el corazón, como muchos equivocadamente creen. Pero, ¿cómo podrá oírlo si su mente está ocupada con tanta información?
El Ayuno de Daniel es un período de 21 días que separamos para sacar todo lo que es innecesario de nuestra mente, con el objetivo de que hagamos espacio para oír la voz de Dios.
Y Su voz no vendrá cuando de repente las nubes se abran y algo como un trueno provenga del cielo, no. Ella vendrá de una manera suave, pero firme en su mente. Una respuesta que usted busca hace mucho tiempo, algo que Él hará que recuerde…
¿Está dispuesto a oír la voz de Dios y poner en práctica Su dirección? Si lo está, el Ayuno de Daniel es para usted.
Comparta este artículo con sus familiares y amigos e invítelos también a participar de estos 21 días de transformación mental.
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