“Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.” (1 Corintios 14:20)
He aquí la descripción del hijo de Dios: niño en la malicia, maduro en el modo de pensar. Suficientemente maduro para juzgar lo que está bien y lo que está mal y para hacer las cosas de una manera racional. Sin embargo, niño en la malicia, significa con la conciencia pura y los ojos buenos. En el proceso de madurez de la fe, no se pueden perder de vista estos dos aspectos.
El maduro en la malicia no puede formar parte del Reino de Dios, pues el Reino de Dios no es un reino de malicia. Por otra parte, quien es niño en el juicio, es emocional y fatalmente se resbalará hacia afuera del Reino de Dios. Pero, ¿cómo alcanzar la madurez en la fe? El pastor no le dará la madurez a usted. El Espíritu Santo no le dará madurez.
Lo que le dará madurez son los desiertos, las tribulaciones, los problemas que usted tendrá que enfrentar solo. Si mantiene su fe firme, cuantos más desiertos enfrente, más madura estará su fe. Cuantos más desiertos enfrente y mantenga la fe, más madura, más experimentada estará su fe. Lista para enfrentar nuevos desafíos y alcanzar el Reino de Dios.
Haga clic aquí y vea el mensaje anterior.
Manténgase firme en el desierto, mantenga su fe en las dificultades, pues así conseguirá madurar su fe y mantenerse en el Reino de Dios.
Si usted quiere aprender más sobre este tema, participe de la Noche de la Salvación, que se realiza todos los miércoles en la Universal. Haga clic aquí para buscar la dirección de una iglesia más cercana a usted.
Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo
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