Cuando usted decidió convertirse, estaba, o por lo menos debería haber estado, dispuesto a abandonar algunas costumbres que no combinaban con su nuevo estilo de vida. Probablemente tuvo que dejar de frecuentar lugares, vicios que lo perjudicaban, e incluso algunas amistades. Todo en nombre de aquello que creyó ser el verdadero hilo conductor de su vida: su fe.
Cada uno enfrenta su batalla de manera individual, cuando realiza la gran elección de darle un carácter más espiritual a su propia vida. Para algunos, no estar de acuerdo con su familia es el mayor desafío, ya que siempre existe aquel pariente que no acepta a un convertido, y es duro no ser aceptado por sus elecciones dentro de su propia casa.
En contrapartida, algunas personas que han demostrado que estar algunas horas sin usar el celular, medida exigida para quien visita el Templo de Salomón, en Brás, São Paulo, es un enorme problema.
Ninguna lucha puede ser comparada a otra, solo cada uno de nosotros sabe lo que es más difícil de abandonar. Pero es importante conocer un poco más sobre las dificultades que algunas personas pasan por el mundo para poder expresar su religión y comparar si sus elecciones son realmente tan penosas como usted cree que son.
La marca de los cristianos
Una de las actitudes más comunes e inherentes a cualquier cristiano es predicar el Evangelio y hablar sobre su fe, con el objetivo de ayudar a otras personas. ¿Cómo reaccionaría usted si supiese que no puede hacer eso y que, si lo hace, será castigado con la pérdida de su propia vida? Es exactamente eso lo que está sucediendo en Siria y en Irak. En este último país, los cristianos tuvieron la fachada de sus casas marcadas con la letra “nun”, en árabe, de “nazareno” (cristiano), una manera para que los musulmanes sepan dónde viven y puedan saquear sus casas y sentirse libres para matar a sus habitantes también.
La persecución que los cristianos sufren en la mayor parte de los países de Medio Oriente no es ninguna novedad para nadie. Sin embargo, después que el grupo terrorista Isis (que en español significa, Estado Islámico en Irak y en Siria), ganó autonomía en estos dos países, la vida de los cristianos no ha sido fácil. La horca y el apedreamiento en la plaza pública son algunos de los ejemplos más leves de lo que le sucede a alguien que sea encontrado hablando sobre la Biblia con otras personas.
En apoyo y solidaridad a esos iraquíes, los usuarios de internet de todo el mundo cambiaron su foto de perfil en las redes sociales por la imagen de la letra “nun”. Familias enteras de cristianos que desean seguir viviendo en el país en el cual nacieron, deberán pagarle al gobierno iraquí el “dhimma”, un impuesto adicional de aproximadamente US$ 500, destinado a las minorías. El grupo terrorista declaró a la prensa local: “Les ofrecemos a los cristianos tres elecciones: la conversión al islamismo; el contrato dhimma, implicando otros pagos adicionales; o la espada, en el caso que se rehúsen a cumplir cualquiera de las opciones anteriores”.
Una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo está a punto de desaparecer. Esos cristianos están sintiendo en la piel y corriendo riesgos diarios por ejercer su fe, pero aun así, la mayoría se rehúsa a convertirse al islamismo. ¿Y usted aún reclamará por tener que dejar su celular en casa?
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