“Y el SEÑOR dijo a Josué: No tengas temor de ellos; porque Yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti.” (Josué 10:8)
Dios no le dio una palabra de emoción. En la guerra no existe emoción. O mata o muere. O vence o es vencido. La fe es el arma de la batalla diaria en cualquier situación. El arma en la guerra contra el mal. El arma en la guerra contra nuestro yo.
En el Reino de Dios no se entra con un mero esfuerzo temporario. ¡No se engañe!
Si no empleamos todas nuestras fuerzas, si no violentamos el 100% de nuestro yo, nos quedaremos afuera.
Dios le dijo a Josué que ningún mal podría prevalecer, pero tener la promesa no lo liberó de la batalla. Para apoderarse del Reino de los Cielos tiene que meterse de todo el corazón y de todo el entendimiento y con todas las fuerzas. Inclusive, en la Biblia dice: “… el Reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.” (Mateo 11:12)
¿Hasta cuándo se quedará quieto esperando? Si usted es sincero y quiere apoderarse del Reino de los Cielos, tire el violín, agarre firme la espada y manténgala en sus manos todo el tiempo. Su salvación depende del uso de la espada del Espíritu hasta la muerte. Estamos permanentemente en guerra contra el infierno. No hay paz, acuerdo o tregua con él. Es vida o muerte.
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“Y el Dios de la paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies.” (Romanos 16:20) Sin delicadeza.
Si usted quiere aprender más sobre este tema, participe de la Noche de la Salvación, que se realiza todos los miércoles en la Universal. Haga clic aquí para buscar la dirección de una iglesia más cercana a usted.
Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo
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