Ramona cuenta que, “desde que era bebé, padecía de un mal respiratorio y no tenía un diagnóstico certero. Los tratamientos, medicamentos, inyecciones e internaciones no funcionaban o solo lo hacían en el momento. Luego, la enfermedad volvía”.
Las palabras de los médicos cayeron sobre ella como una sentencia de por vida. “No había una cura definitiva. Tendría que convivir con eso para siempre. Mis brazos estaban hinchados y pinchados de tanto recibir medicamentos. Ya no sabían qué hacer conmigo”, relata.
En ese estado ella llegó a la Iglesia Universal. “Meses después, me agarró una crisis respiratoria y me internaron, me colocaron oxígeno porque me faltaba el aire. En esa oportunidad, también me diagnosticaron diabetes del tipo 2. El único tratamiento que había para eso era la insulina”, recuerda. Y explica: “Debía hacer muchos cambios y establecer restricciones alimenticias. Como estaba empezando a ir a la iglesia, esa vez decidí usar mi fe y toqué el manto en la reunión de sanidad”.
Aquella decisión que tomó cambió su futuro. “Esa fue la última vez que estuve internada, gracias a Dios. Ya pasaron 7 años. Además, fui curada de la diabetes, no necesito más de la insulina”, cuenta con felicidad.
Desde que comenzó a asistir a las reuniones de los martes, su realidad se transformó. Ramona asegura: “Hago una vida normal, puedo comer lo que quiero y vivo tranquila. Antes, no podía estar en lugares con aire acondicionado, tenía una vida muy limitada. Hoy es todo lo contrario, soy libre, puedo ir a cualquier lugar sin miedo a sentirme mal. Estoy sana”.
Ramona asiste a la Iglesia Universal ubicada en Gral. Paz 985, Gdor. Virasoro, Corrientes.
Tenía un tumor en el páncreas
“Me habían hecho estudios médicos y me encontraron un tumor en el páncreas. Era grave. Me pidieron más exámenes y confirmaron que estaba allí”, cuenta Tomás.
Frente a aquella noticia, sin embargo, decidió participar de las reuniones de sanidad. Él recuerda: “Comencé a asistir los martes y a pedir con fe por mi salud”. Fue así como el milagro llegó a su vida. “Cuando el cirujano pidió que me hiciera una resonancia magnética, antes de operarme, el tumor ya no estaba, gracias a Dios. ¡Estoy sano y feliz!”, afirma.
Tomás asiste a la Iglesia Universal ubicada en M. A. Pascual 2789, San F. Solano, Bs. As.
