“Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a Mi alma.” (Hebreos 10:38)
Creo que Dios permite ciertas situaciones porque tiene objetivos más adelante.
Es lo que sucede en la vida de todos Sus seguidores. Quien enfrenta la batalla, la enfrenta con la certeza de que no está solo. Y de que verá el cumplimiento de la promesa. Quien asume la batalla, avanzando, sin prestarle atención al miedo, recibirá vida. La vida que se vive por la fe es la verdadera vida. El resto es resto.
Por eso, quien huye de la guerra es considerado desertor, cobarde e indigno de heredar el Reino de Dios. Si retrocede, no puede, de ninguna manera, agradar a Dios. Y no puede esperar nada de Él. Desistir no es una opción. No importa lo que suceda, jamás miraremos hacia atrás.
Nuestro Dios es el Todopoderoso, que hizo y que continúa haciendo maravillas.
Está con nosotros y nos manda a ser fuertes y valientes. Nos advierte que jamás retrocedamos; y que siempre, hasta el fin, vivamos por nuestra fe. Es todo o nada.
Es vencer o vencer.
“Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.” (Hebreos 10:39)
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Manténgase firme, enfrente la batalla hasta el fin, si quiere tener vida aquí en este mundo y en la Eternidad. Desistir no es una opción.
Si usted quiere aprender más sobre la Vida Eterna, participe en una reunión este miércoles en la Universal. Haga clic aquí para encontrar la dirección de la iglesia más cercana a usted.
(*) Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo
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