Aunque sus síntomas son muy parecidos la gripe y la alergia son malestares bastante diferentes. La importancia de poder distinguir entre ellas dos es que el tratamiento que sigamos será mucho más específico y en consecuencia, eficiente.
La gripe aparece comúnmente en las estaciones de invierno y otoño, la contraemos luego de haber estado expuestos al virus y los síntomas se agravan después de uno a tres días. Los síntomas de la alergia, por el contrario, aparecen inmediatamente después de exponernos al alérgeno que las causa. Pueden tratarse también de alergias estacionales y estas se distinguen por presentarse siempre en la misma época del año.
Tanto la gripe como la alergia traen consigo síntomas como congestión, secreción y estornudos. La diferencia está en que las secreciones de la gripe suelen ser un poco espesas y pueden llegar a tener un color verde o amarillento, lo que además significaría que estamos pasando a una etapa de infección. Estas secreciones vienen acompañadas por cansancio, debilidad, dolor muscular y, en ciertos casos, también debido a alguna infección, fiebre. Las secreciones de la alergia en cambio son ligeras, transparentes y constantes, estas vienen acompañadas de una picazón en la garganta, los oídos y muy intensa en la nariz.
En cuanto a duración, el promedio de una gripe es de 5 a 7 días, en cambio, la duración de los síntomas de la alergia, pueden durar el tiempo en que estemos en contacto con el alérgeno o continuar un tiempo después de que esta desaparezca.
El correcto tratamiento de una gripe puede evitar complicaciones como bronquitis, infecciones de garganta, amígdalas e incluso de oído. En el caso de las alergias, el tratarlas a tiempo puede evitar graves consecuencias como asma, sinusitis y rinitis.
Si has identificado que padeces de alguna de estas molestias lo mejor es acudir a tu médico para poder prevenir futuras complicaciones.